La mejor de las terapias para tratar la ansiedad o cualquier otro desafío de la salud es, sin dudas, la que el paciente asume con responsabilidad y amor para consigo mismo y sus seres amados.

No importa cuáles beneficios el especialista refiera de uno u otro tratamiento; el paciente es quien la hará eficiente dependiendo de su compromiso.

La vida es suficientemente difícil sin tener que vivir con un desafío de ansiedad imagínate que se incrementan los miedos y preocupaciones recurrentes en la persona afectada. Los temores y preocupaciones son muy reales en la mente del paciente aun cuando el mundo exterior no los vea igual.

Según la Asociación Americana de Psicología hay dos tipos de terapias con muy buenos resultados para reducir o detener las conductas no deseadas asociadas a dicho trastorno: la conductual mediante la cual el paciente es tratado con técnicas de relajación y respiración profunda para contrarrestar la agitación e hiperventilación (respiración rápida y superficial) que acompañan a algunos trastornos de ansiedad.

La segunda terapia, con excelentes resultados, es la cognitiva, con la cual “los pacientes aprenden a entender cómo sus pensamientos contribuyen a los síntomas o trastornos de ansiedad y cómo modificar aquellos patrones para reducir la probabilidad de ocurrencia y la intensidad de la reacción”.

La combinación de ambas terapias más algunos medicamentos son claves en ayudar a la persona a enfrentar y tolerar situaciones de temor en un entorno controlado y seguro. También es clave la determinación de mejorar por parte del paciente y el apoyo emocional de familiares, amigos y compañeros de trabajo. Si sufres un trastorno de ansiedad aprende a pedir ayuda.