No es sorprendente que en el país ahora se hable sobre el tema de las bebidas alcohólicas. El problema salió a flote por los hechos lamentables en la Semana Santa.
Sin embargo, el consumo de alcohol adulterado, principalmente del denominado clerén, no es nada nuevo. Sólo que el dato de 26 fallecidos ha despertado la sensibilidad de muchos, incluyendo el presidente de la República.
Y como el asunto de las bebidas clandestinas, hay otros temas que se reciclan. La semana pasada estuvo en el tapete el asesinato de los cristianos evangélicos Joel Díaz y Elizabeth Muñoz.
Hasta hace poco era sobre la efectividad y alcance de la vacunación contra el Covid-19, hasta que vino el retorno a la docencia semipresional y ahora el alcohol.
En semanas anteriores el debate giraba sobre las ternas de la Cámara de Cuentas y del Defensor del Pueblo.
Hasta hace poco también se debatía sobre devolver el 30 % de los fondos de pensiones y el caso sobre la necesidad de la modificación de la Ley de Seguridad Social. Hubo días en que las alzas en productos básicos alarmaban.