Por: Yamer javier
Santo Domingo.- En 2012, Santa Javier Peralta, a quien todos llamaban Marisol, luego de asistir a varios médicos porque sentía como “un block” en la cabeza, acompañado de constantes dolores, fue diagnosticada con un tumor cerebral, que cambiaría su vida para siempre.
El diagnóstico específico de esta mujer, oriunda del Valle de San Juan, fue meningioma benigno en el lado izquierdo del cerebro, un tipo de tumor que aparece en las membranas que rodean al cerebro y la médula espinal.
Y es que el organismo de cada ser humano tiene un factor de crecimiento tumoral, así lo indicó José Joaquín Puello, reconocido médico neurocirujano y presidente de la Ciudad Sanitaria Luis Eduardo Aybar.
En sentido práctico, un tumor cerebral es el crecimiento desmesurado de un tejido diferente al propio dentro de la cavidad del cráneo, completamente patológico.
Aunque existe un factor genético predisponente, la mayoría de los tumores, sean estos benignos o malignos, no tienen causa específica sino que se originan de forma espontánea, mientras que los metastásicos surgen a partir de un tumor en otra parte del cuerpo, explicó Luis Bonilla, neurocirujano del Centro de Diagnóstico Medicina Avanzada y Telemedicina (CEDIMAT).
Además, puede ser como consecuencia de un trauma, medicamentos que se toman o producto de infecciones virales.
Diez cirugías, intervenciones menores, otras afecciones producto de las operaciones y los efectos secundarios de los tratamientos a los que fue sometida, como la diabetes, fueron sólo algunos de los episodios por los que tuvo que pasar Marisol, ya que el tumor aparecía una y otra vez.
Según su familia, fue la mujer con más ganas de vivir que vieron jamás, buscó todas las alternativas, viajó a Cuba en busca de un mejor pronóstico, pero llegando allá tuvo una fuerte recaída, pues el meningioma tenía ya arropaba la vena aorta.
Las intervenciones y las semanas de hospitalización fueron desgastando su cuerpo con los años. Ya para diciembre de 2019 había perdido la movilidad de sus piernas y en los primeros meses de 2020 se le entendía poco lo que decía.
En ese sentido, Puello hizo énfasis en que no es lo mismo tener un tumor en el lado derecho del cerebro que en el lado izquierdo, ya que en este último es donde está la zona del habla, es decir, un tumor localizado ahí, sea maligno o benigno, tiene que ser tratado quirúrgicamente con mucha delicadeza.
Por otro lado, Bonilla manifestó que las secuelas del tumor van a depender mucho del tamaño, la ubicación y el tiempo que el paciente tenga con los síntomas pues, en general tumores benignos, pequeños y con poco tiempo de síntomas dejan pocos efectos, pero las lesiones malignas en ubicación compleja y de gran tamaño implican un mal pronóstico.
En el país los tumores primarios y secundarios del sistema nervioso central tienen una incidencia de 21.42 % y 10 % por cada 10,000 habitantes, respectivamente; sin embargo, las metástasis cerebrales son los tumores más frecuentes de ese sistema, seguidos por los meningiomas, y glioblastoma.
Tecnología y cura
Puello señaló que la especialidad quirúrgica que más ha crecido en los últimos años es la neurológica, haciendo alusión a los procedimientos médicos a los que son sometidos estos pacientes con ayuda de la tecnología.
En ese orden, mencionó la tomografía, la resonancia magnética y el ultrasonido, que ofrece mejores imágenes que la tomografía.
“Estamos ahora en un área fascinante que es el de la genética, inmunología, y proteómica, un campo tridimensional que será el futuro de la cirugía neurológica, es decir, que en un futuro no muy lejano podremos detener el gen que produce ese tumor”, aseguró el galeno.
Además, hizo referencia a los instrumentos quirúrgicos como el microscopio operatorio, la neuronavegación, que permite llegar de manera precisa a un tumor que esté profundamente situado en una parte elocuente del cerebro y extirparlo, causando si acaso un daño mínimo.
También destacó que “tenemos el aspirador ultrasónico, que se ha diseñado para succionar el tumor sin tocar el tejido cerebral; tenemos robot para operar, es decir, que no son sólo las manos del cirujano sino los instrumentos que maneja el robot”.
En tanto que, para los malignos también se utilizan muchos métodos como la cirugía, la radiación, sustancias químicas que se utilizan para detener esos tumores y, más recientemente, se está utilizando lo que se llama terapia termal láser.
Finalmente, Santa Javier murió en junio de 2020 y de no contar con algunos de estos tratamientos, probablemente no hubiera podido mantenerse con vida durante esos ocho años, pues la sobrevida de los tumores a 5 años es de 33.2 %; pero esta no tuvo la oportunidad de probar otros nuevos métodos, que hubieran aumentando sus años de vida.
Además, en la actualidad gracias a la tecnología, hay mejores elementos y equipos para operar sin causar daño alguno y mejorando la calidad de vida de esos pacientes.
Signos de alerta en detección tumor
Síntomas. El neurocirujano Luis Bonilla, consideró la detección temprana como la más importante, por lo que sugirió prestar atención a los indicativos de presencia de un tumor, donde el más común es el dolor de cabeza.
A este lo acompañan debilidad de una extremidad o un lado del cuerpo, convulsiones, trastornos cognitivos y endocrinológicos. Asimismo, pérdida del olfato sin causa nasal, del equilibrio, de la audición y pérdida o afectación visual de causa no oftalmológica.
De igual forma, identificó signos de alerta tales como cambio en el patrón de dolor de cabeza habitual, que sean más fuertes, que se acompañe de náuseas o vómitos; que despierte al paciente en la madrugada y que no mejora con calmantes acostumbrados.