Los tipos de dolores de cabeza comunes incluyen cefaleas tensionales, migraña o cefalea en brotes, dolores de cabeza sinusales y dolores de cabeza que empiezan en el cuello.
Casi nadie se salva de los dolores de cabeza, y es que son sumamente frecuentes: hasta 9 de cada 10 adultos en algún momento de su vida consultan al médico por este motivo.
Las estadísticas demuestran que el dolor de cabeza o cefalea ocupa uno de los primeros lugares de consulta, tanto con el médico general como con el especialista en Neurología.
El médico que evalúa elaborará una historia médica como parte del expediente de cada paciente y realizará un examen médico. Esta evaluación tiene como objetivo encontrar la causa del dolor y la mejor forma de tratarlo en cada caso particular.
Es fundamental diferenciar entre padecimientos que producen dolor de cabeza sin otro problema adicional (cefalea primaria) de otros problemas de salud en los cuales la molestia es consecuencia de otra enfermedad, la cual inclusive puede ser más grave (cefalea secundaria).
Las causas más frecuentes del tipo primaria son cefalea tensional, migraña, cefalea en racimos y neuralgia del trigémino (este último es un nervio del cráneo que se encarga de la sensibilidad de la cara, la neuralgia del trigémino ocurre cuando este se inflama).
Las causas más usuales de la cefalea secundaria son infecciones, inflamación del sistema nervioso, problemas de la circulación cerebral, tumores cerebrales, problemas de la columna vertebral, etc.
Algunos datos que pueden hacer sospechar que hay algo más grave en cefalea secundaria son dolor de cabeza repetitivo, que inicia después de los 40 años, dolor de cabeza que empeora al agacharse o pujar, el que nos despierta en el sueño, dolor de cabeza que no mejora con el tratamiento, asociación con otros problemas neurológicos, con fiebre o con pérdida de peso; inicio súbito, presentar el peor dolor de cabeza de la vida, dolor de cabeza que se desencadena durante la actividad sexual o el ejercicio, entre otros.
El tratamiento de las cefaleas primarias se basa en el control del dolor y en estrategias que busquen prevenirlos. Estas pueden incluir medicamentos analgésicos y profilácticos o preventivos; o técnicas y modificaciones al estilo de vida que busquen evitar malos hábitos que se asocian a la aparición del dolor de cabeza.
Algunos de los malos hábitos que están presentes en nuestras actividades de la vida diaria y que pueden favorecer la aparición o perpetuación de un dolor de cabeza son:
1. Malos hábitos de sueño
Cantidad de sueño: el adulto promedio debe de dormir idealmente ocho horas al día, lo cual varía a lo largo de la vida y responde a la demanda de energía de cada individuo. Conforme aumenta la edad puede ser necesario dormir menos horas al día. Además de la cantidad, la calidad es muy importante, y esta aumenta cuando evitamos las interrupciones a nuestro sueño.
2. Estrés
Es un desencadenante muy frecuente de todos los tipos de dolores de cabeza, especialmente del que se debe a tensión y de la migraña. Existen estrategias como terapia de relajación, meditación y ejercicio que son útiles para disminuir el dolor de cabeza exacerbado por estrés.
3. No respetar los horarios de alimentos
El ayuno prolongado puede producir dolores de cabeza al disminuir las reservas en sangre de azúcares indispensables para mantener nuestro metabolismo. Esto origina un desbalance del metabolismo y producción de hormonas similares a las que liberamos en situaciones de estrés. Por esto se recomienda mantener una ingesta regular de alimentos cada 3 a 4 horas en porciones pequeñas.
4. Alimentos que pueden empeorar los dolores de cabeza
Algunas personas que sufren de dolor de cabeza son sensibles a alimentos que contienen conservadores o condimentos excesivos como el aspartame, nitratos, tiramina y glutamato monosódico. Algunos alimentos que pueden favorecer este fenómeno son los enlatados, endulzantes artificiales, vino tinto, quesos maduros o añejos, café y refrescos de cola entre otros. Es importante analizar qué alimentos consumimos los días que se siente la incomodidad, con el fin de identificar el desencadenante.
5. Ingesta de café y alcohol
Estas sustancias se pueden asociar a la cefalea por tres razones: exceso en su consumo, la deshidratación que a veces acompaña la ingesta de alcohol y también por la alteración de los patrones de sueño ocasionada por ambas sustancias.
En pacientes que están habituados a consumir regularmente café, la suspensión de este durante los fines de semana, por ejemplo, puede producir dolor de cabeza debido al rebote o la abstinencia
6. Ruido excesivo
Este genera una estimulación exagerada del sistema nervioso y de forma consecuente, estrés. La presencia de ruido en la noche también afecta la calidad del sueño ya que lo puede interrumpir.
7. Postergar el descanso o sobresaturación tecnológica
La vida moderna está llena de estímulos con constante entrada de información por diferentes vías de comunicación, lo cual puede alterar los mecanismos fisiológicos de descanso y generar estrés al demandar nuestra constante atención.
8. Deshidratación
Se recomienda tomar alrededor de 2 litros de agua al día siempre y cuando no haya una enfermedad o indicación médica que restrinja la capacidad de consumir líquidos. El consumo de líquidos se debe de aumentar si hay mayor actividad física, si se incrementa la temperatura del ambiente o si se consumen sustancias que favorezcan la deshidratación (como el alcohol).
9. Malas posturas
Una mala postura permite que se acumule tensión en los músculos del cuello, de los hombros y de la cabeza, lo cual puede generar un dolor intenso por contractura muscular.
Para evitarlo es importante cuidarla al permanecer sentados, además de tener actividad física regular que permita que los músculos que rodean a la columna y del abdomen tengan una fuerza suficiente para evitar malas posturas. A las personas que hablan por teléfono por tiempos prolongados se les aconseja usar micrófonos para evitar una flexión excesiva del cuello.
10. Automedicación – consumo excesivo de analgésicos
En pacientes que sufren de dolores de cabeza recurrentes, el uso continuo de analgésicos puede originar un círculo vicioso en el cual el paciente cada vez presenta mayor frecuencia y/o intensidad del dolor, lo cual lleva a un aumento del consumo de estos medicamentos. Es importante acudir a consulta con el especialista con el fin de identificar este problema y solucionarlo.
En conclusión, el dolor de cabeza es un problema muy frecuente de la vida moderna que impacta las actividades diarias y en las emociones, pero puede prevenirse manteniendo adecuados hábitos de salud.
¿Identificas algún mal hábito o situación en tu vida que pueda estar generando dolor de cabeza?
Tomado de www.huffingtonpost.com.