Tanto va el cántaro a la fuente, [...]

Tanto va el cántaro a la fuente, […]

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El avance de los días navideños al parecer está creando dificultades a quienes desde la parte norte de Haití insisten en mantener el cierre de la frontera y en impedir que los más pobres accedan a la actividad comercial de la que se benefician tantos los habitantes de Dajabón, como los de Juana Méndez y comunidades vecinas.

Vimos el domingo pasado la manera en que el alcalde de Dajabón, Santiago Riverón, invitaba a todos, a los dominicanos y a los haitianos, a reiniciar la normalidad del mercado binacional lunes y viernes.

Hoy es una nueva oportunidad para la esperada normalización, tanto de este como de aquel lado de la frontera, pero un hecho inesperado, originado en Juana Méndez, genera incertidumbre sobre lo que puede resultar de un nuevo intento por reunir en Dajabón a los mercaderes de ambos países con los compradores que en algún momento fueron multitud.

Este hecho no es otro que la rotura de las cadenas y los candados utilizados para mantener cerrada la puerta del lado haitiano, la utilización de una patana para golpearla y, finalmente, tirar sus restos sobre la poca agua del río Masacre.
De acuerdo con reportes de prensa, la intención de los haitianos al parecer descontentos con la insistencia de las autoridades de mantener el cierre de la puerta, no sólo procedieron a abrirla, sino a destruirla. Tanto va el cántaro a la fuente, hasta que se quiebra, reza un adagio.

La reacción inmediata de la autoridad dominicana, representada por el Cuerpo Especializado de Seguridad Fronteriza, era ayer la de reforzar la vigilancia para mantener niveles apropiados de seguridad.

Tal vez del lado haitiano deberían de valorar la necesidad de sus comerciantes de la normalización del comercio binacional, del que se benefician los que compran para revender en su país y quienes exponen sus mercancías para compradores dominicanos.



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