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Taludes de la circunvalación de Baní, deben ser revisados, según Geólogo Osiris de León

  • Cita las fallas de diseño a las que atribuyó el colapso y recomendó taludes a prueba de torrenciales lluvias

Santo Domingo.- Las fallas técnicas de diseño y de colocación de materiales finos en la recién inaugurada circunvalación de Baní, las que ante las lluvias torrenciales caídas en Baní, unos 300 milímetros por metro cuadrado, durante durante el lento tránsito de la tormenta Melissa, y que provocaron asentamiento, agrietamiento y daños mayores en los taludes del terraplén del distribuidor de tráfico de Galeón, fueron atribuidas por el reconocido geólogo, Osiris de León, a la selección de materiales buenos para compactación, pero malos para drenajes durante eventos meteorológicos, por lo que sugirió revisar los demás terraplenes para evitar nuevos derrumbes en futuros eventos de lluvias torrenciales.

“Los taludes de carreteras pueden fallar durante lluvias torrenciales, y eso ya se ve como algo normal, como ha ocurrido en un largo tramo de 50 metros de la circunvalación de Baní, lo que en sentido general se debe a la combinación de diferentes factores como materiales arcillosos mal compactados y de baja permeabilidad (en este caso de Baní se colocó arena arcillosa, arena limosa, y arcilla arenosa), en otros casos se debe a la presencia de suelos orgánicos compresibles, como ha ocurrido en el bajo Yuna; a la ruptura de tuberías de agua en servicio, como fueron los casos de Sánchez y de Barahona, a la erosión fluvial del pie del talud, como fue el caso de San José de Ocoa, y el de Santiago de los Caballeros, a saturación de laderas arcillosas inestables como los casos de Carlos Díaz, Palo Quemado, La Cumbre, loma Miranda, y Piedra Blanca, o a colinas mal cortadas como los casos de Jarabacoa, El Número de Baní-Azua, y El Derrmbao de Barahona-Paraíso, detalló el experto en ingeniería geológica, quien ha tenido que diseñar y aplicar correcciones para unos 20 casos de taludes colapsados por lluvias.

Igualmente dijo, que en la mayoría de casos se conjugan elementos como la saturación de suelos e incremento en presiones de poros del suelo; la ausencia de drenajes granulares internos para rápida salida del agua intersticial, ausencia de canaletas de drenaje, alcantarillas mal ubicada y que generan erosión, alto ángulo de inclinación del talud; excesiva sobrecarga del talud, ausencia de protección del pie del talud, así como la ausencia de protección en la cara del talud.

“Cualquiera de esos factores, o cualquier combinación entre ellos, puede generar una falla de talud durante o después de lluvias torrenciales, o después de una ruptura de una tubería que transporta agua y que pasa por ese talud, pues el exceso de agua intersticial aumenta la presión de poros y se convierte en el gatillo disparador del colapso”, describió De León.

A juicio del especialista en geociencias, sismicidad y prevención de desastres, eso implica que, al diseñar taludes de carreteras, hay que considerar esos aspectos fundamentales, y asegurarse de que el talud responda bien ante la peor situación meteorológica que pueda presentarse en un momento determinado.

“En Baní, fueron las lluvias torrenciales caídas durante el lento tránsito de la tormenta Melissa las que dispararon el colapso, aunque lo que tocó en la costa sur de República Dominicana fue el campo nuboso extendido hacia el noreste, y no el campo nuboso central principal que era el que contenía mayor cantidad de vapor de agua y podía descargar hasta 100 milímetros de lluvias por metro cuadrado por cada hora”, detalló el ingeniero geólogo.

Significó que el colapso de un largo tramo de 50m de un talud de un terraplén de esa nueva vía de circunvalación, es una señal de que los demás taludes de los demás terraplenes de esa circunvalación deben ser revisados con geofísica, con sondeos mecánicos y con ensayos físicos de laboratorios, para identificar blandones que deban ser reemplazados y para colocar subdrenes granulares que no fueron colocados y que las lluvias torrenciales caídas durante el tránsito de la tormenta Melissa demostraron que son necesarios y obligatorios.

De León externó que en casi todas las carreteras de República Dominicana, en algún momento, se han registrado derrumbes de taludes por lluvias, pero esas negativas experiencias de colapsos deben quedar atrás.

“La nueva ingeniería debe transitar hacia taludes viales a prueba de lluvias torrenciales por huracanes, por tormentas, por vaguadas y por ondas tropicales, porque República Dominicana está en la ruta de los huracanes, y seguirá siendo impactada por fenómenos meteorológicos cada vez más agravados por efectos del cambio climático”, agregó.

Se recuerda que durante los días de la temporada de lluvias por Melissa, el municipio de Baní fue declarado en alerta roja por el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) por las lluvias torrenciales caídas.

El ministro de Obras Públicas, Eduardo Estrella, minimizó el hecho y dijo que se trató de una pequeña apertura de 45 metros de largo y que esos taludes se protegen con una planta llamada vetiver, que forma amarres con sus raíces, pero los expertos señalan que el vetiver es parte de la jardinería del talud, y no es parte de la estructura del talud.

Mientras tanto, los conductores que transitan por la importante vía de conectividad con la región sur del país, pierden tiempo desviándose para retomar el curso del trayecto.

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Periodista con amplia experiencia en temas de medio ambiente y ciudadanía.

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