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Suiza votó a favor de nuevos frenos a la inmigración, dejando al gobierno la tarea de lidiar con una medida que podría afectar la economía y frustrar la relación del país con la Unión Europea.
La inmigración significó crecimiento económico en Suiza, sede de Nestlé SA, la empresa de alimentos más grande del mundo, y los laboratorios farmacéuticos Roche Holding AG y Novartis AG con sede en Basilea.
La decisión, consecuencia del descontento popular frente a la escasez de vivienda, los embotellamientos del transporte y los salarios obreros en baja, podría debilitar la economía dificultando la contratación de mano de obra extranjera.