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“Stranger Things” y las conspiraciones que inspiraron su universo

  • La serie combina estas tensiones con referencias constantes al cine y la cultura estadounidense de los años 80

El éxito de "Stranger Thing" está vinculado a teorías conspirativas que calaron hondo en la cultura popular (Netflix)
El éxito de "Stranger Thing" está vinculado a teorías conspirativas que calaron hondo en la cultura popular (Netflix)

Desde su estreno en 2016, Stranger Things, la serie creada por los hermanos Duffer para Netflix, se ha convertido en un referente de la cultura popular. Más allá de su estética ochentera, su mayor distintivo procede de las teorías conspirativas estadounidenses surgidas durante la Guerra Fría, que sirvieron como base para la construcción de su mundo narrativo.

En los primeros borradores, el proyecto llevaba por título Montauk, en alusión directa al llamado “Proyecto Montauk”, una teoría conspirativa nacida en los años 80. Preston Nichols y Al Bielek afirmaron entonces haber recuperado recuerdos reprimidos sobre supuestos experimentos secretos realizados en la base militar Camp Hero, en Long Island, destinados —según sus relatos— a estudiar el control mental, los viajes en el tiempo y otras habilidades psíquicas.

Aunque sus publicaciones siempre oscilaron entre la ficción y la no ficción, estas historias alimentaron una potente mitología que los propios Duffer reconocieron como inspiración inicial.

El Proyecto Montauk sostiene que militares estadounidenses realizaron experimentos de control mental y viajes en el tiempo en una base secreta de Nueva York

Otros testimonios, como el de Stewart Swerdlow —quien aseguró haber sido víctima de esos experimentos— añadieron dramatismo al mito y contribuyeron a popularizar la leyenda. La instalación militar llegó a ser conocida como el “Área 51 de la costa Este”, y aunque hoy parte del recinto funciona como parque estatal, la teoría sigue viva en el imaginario popular.

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Relatos sobre abducciones y alteración de recuerdos alimentaron durante décadas la leyenda del Proyecto Montauk y su influencia en la ficción contemporánea.

La serie transforma esas especulaciones en una trama de ciencia ficción centrada en el Laboratorio Nacional Hawkins y en un mundo paralelo, el Upside Down. El personaje de Eleven, sometida a pruebas de control mental por parte del gobierno, se inspira tanto en los relatos de Montauk como en proyectos reales como MKUltra, un programa de la CIA activo entre los años 50 y 70.

Una comisión del Senado estadounidense reconoció en 1977 que ciudadanos fueron drogados sin consentimiento durante aquellos experimentos, un hecho que los Duffer citaron como clave en la concepción de la serie.

La serie aborda temas como MKUltra, un programa real de la CIA que realizó experimentos con drogas y manipulación mental sobre ciudadanos estadounidenses

Más allá de su trasfondo histórico, Stranger Things explora cómo nacen y se propagan las teorías conspirativas. La presencia de personajes como Murray Bauman o Nancy Wheeler refleja la tendencia a desconfiar de las instituciones en momentos de incertidumbre.

La presencia de agentes soviéticos en "Stranger Things" refuerza la atmósfera de paranoia típica de la Guerra Fría en Estados Unidos (Netflix)

La tercera temporada, con su trama de espionaje ruso, enfatiza el clima de paranoia propio de la Guerra Fría. En la cuarta, figuras como Jason Carver muestran cómo el miedo y la desinformación pueden desencadenar reacciones colectivas desproporcionadas, como la persecución infundada al club Hellfire.

La serie combina estas tensiones con referencias constantes al cine y la cultura estadounidense de los años 80: desde la estética suburbana hasta la evocación de filmes como Amanecer rojo o Terminator. En conjunto, propone un universo donde las sospechas hacia el Estado, los experimentos ocultos y las amenazas sobrenaturales se entrelazan para ofrecer una visión del pasado que mezcla nostalgia e inquietud.

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