Sonia Sotomayor, la jueza que «salvó al béisbol» hace 30 años
Hace 30 años no se jugó la Serie Mundial de 1994 y estaba en riesgo la campaña de MLB en 1995, pero la jueza facilitó el “Play Ball”.
Los fines de marzo significan una sola cosa para los aficionados del béisbol: el fin del invierno y el regreso al campo para los equipos de MLB, con el Opening Day que nos permite gozar del talento de Grandes Ligas para el siguiente semestre. Pero en 1995, esa sensación de esperanza y felicidad sin reparo fue reemplazada por duda, temor y tristeza.
MLB sumaba siete meses de huelga y frías negociaciones entre el sindicato de jugadores y los dueños. La Serie Mundial de 1994 fue cancelada por lo mismo, algo que no sucedía en casi un siglo. El gobierno de Estados Unidos, notablemente representada por ambas cámaras de Congreso e inclusive por el presidente Bill Clinton, habían propuesto soluciones para terminar con el problema durante el invierno –pero no tuvieron éxito.
No fue hasta el 31 de marzo de 1995, cuando la jueza Sonia Sotomayor, encargada de la corte del Distrito Sur de Nueva York, emitió una decisión histórica, que se pudo cantar nuevamente el “Play Ball” en Grandes Ligas.
She’s still Sonia from the Bronx. pic.twitter.com/dJH1hIDy0V
— MLB (@MLB) September 1, 2017
Este acto, a la postre, salvó al béisbol de una muerte prematura ante un público de Estados Unidos que crecía desesperado y desilusionado con lo que ocurría en MLB.
Dos días después, la liga anunció oficialmente el fin de las hostilidades, y reanudaron su compromiso para comenzar la temporada de 1995 el 25 de abril.
Pese a que muchos aficionados le dieron la espalda de forma inicial a la liga tras el parón, la popularidad del beisbol explotaría nuevamente en el verano de 1998, cuando Mark McGwire y Sammy Sosa rompieron el récord de jonrones en una temporada, ostentado por Roger Maris.
En 2009, cuando el entonces presidente Barack Obama presentó a Sotomayor como nominada a la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos, declaró abiertamente: “algunos dicen que la jueza Sotomayor salvó al beisbol”.
Ese día, ella misma parecía reconocer con sus declaraciones, que aquella decisión fue centrada en el efecto que tendría sobre los millones de aficionados de Grandes Ligas, así como la industria misma del beisbol.
“Me esfuerzo a nunca olvidar las consecuencias en el mundo real de mis decisiones sobre los individuos, negocios y gobierno”, dijo Sotomayor al ser nominada.
Hace 30 años, la decisión que tomó sigue teniendo un efecto palpable no solamente sobre el funcionamiento y negocio de Grandes Ligas, sino con los millones de aficionados en todo el mundo que adoran el deporte.
En 2009, Sonia Sotomayor rompió barreras al convertirse en la primera latina -y la tercera mujer- en servir en la Corte Suprema de Estados Unidos, el tribunal de más alto rango del país. EPA
1994: un antes y después
El 31 de diciembre de 1993, expiró oficialmente el acuerdo laboral entre los dueños y el sindicato de jugadores de MLB. Para los dueños, dicho contrato debía ser reemplazado por algo que implementara un límite de gastos y un tope salarial para cada club, para de esa manera evitar que se inflaran los salarios de los jugadores.
En junio, los dueños presentaron su plan –se ofrecían mejoras de salario, pero a cambio modelos de contratos más largos y un límite de gastos. A pocas semanas, Donald Fehr, el representante de los jugadores rechazó la propuesta. Para agosto, la situación era imposible de navegar. El 12 de aquel mes, los jugadores dejaron los campos. Un mes después, el comisionado Bud Selig anunció que el resto de la temporada, incluyendo la Serie Mundial, quedaría cancelada.
Esto no había sucedido desde 1904, debido a la rivalidad de negocios entre la Liga Americana y la Liga Nacional, en ese entonces considerados circuitos independientes que competían entre sí, en vez de estar arropados por una institución mayor como lo que sería, eventualmente, MLB.
Noventa años después, no fue hasta diciembre que se tuvo movimiento en las negociaciones tras la cancelación de la Serie del ‘94 –pero cuando los dueños votaron para implementar el tope salarial diez días antes de Navidad, los jugadores endurecieron su postura, creando la posibilidad de que la huelga se extendiera hacia la temporada 1995.
Irónicamente, la temporada 1994 parecía estar destinada a quedar como página dorada en la historia de la liga. En San Diego, Tony Gwynn bateaba .394 y parecía ser el elegido a batear .400 por primera vez desde 1941, cuando lo hizo el legendario Ted Williams con los Boston Red Sox. Si bien en 1998, McGwire y Sosa rompieron el récord de cuadrangulares de Roger Maris en una temporada, Matt Williams y Ken Griffey Jr., de San Francisco y Seattle, respectivamente, sumaban 43 y 40 a falta de más de un mes y medio de temporada.
Chuck Knoblauch conectó 45 dobles, y se mantenía en ruta el jugador de los Minnesota Twins en romper el récord de 67 de Earl Webb. Y quizás de forma más trágica, los Expos de Montreal se afianzaban con el mejor récord de la liga con 74-40, siendo favoritos para ganar lo que sería su primera Serie Mundial. La huelga evitó esto, y en 2004, el equipo se mudó a Washington, D.C., donde permanece hoy con el mote de los Nationals.
Congreso y Clinton «se ponchan»
El llamado pasatiempo nacional de los Estados Unidos estaba en peligro entonces de destruirse, o de causarse suficiente daño de perder a su afición tras meses de pelea entre los dueños y los jugadores. En enero de 1995, el Congreso de los Estados Unidos se metió al quite, intentando terminar de forma externa el conflicto.
Dichos esfuerzos, que incluyeron propuestas de leyes y multas millonarias a los dueños –no tuvieron efecto. La situación fue tan dura que hasta el presidente del país, Bill Clinton, sintió la necesidad de intervenir. El 26 de enero, les dio un ultimátum de 10 días para resolver su disputa. Esto tampoco funcionó.
Al mismo tiempo, los dueños planeaban usar jugadores fuera del sindicato para poder cumplir con la temporada y dejar fuera a las estrellas que, en sus ojos, se negaban a llegar a un acuerdo. Esta situación endureció la postura de los jugadores e inclusive causó que algunos dueños, se bajaran del tren al negarse a usar reemplazos.
Para marzo, Selig anunció que el calendario completo no se podría jugar –la temporada sería de 144 juegos. Pero más preocupante era quiénes disputarían esos encuentros, o si una falta de acuerdo acabaría con 1995 tal y como sucedió con 1994.
Sonia Sotomayor canta “play ball”

La jueza Sotomayor laboraba en el Distrito Sur de Nueva York, mismo lugar donde las oficinas de MLB tenían su sede en Manhattan.
Por ende, en su poder cayó la decisión el 31 de marzo de apoyar a los jugadores, quienes pedían volver al campo si se respetaban los términos del acuerdo expirado en 1993, o a los dueños, quienes querían comenzar la temporada con jugadores de reemplazo.
Sotomayor decidió a favor de los jugadores, y dos días después su decisión fue ratificada -dando fin oficial a la huelga. De padres puertorriqueños, Sotomayor se crió en el sur del Bronx como aficionada devota de los New York Yankees, asistiendo a partidos en una tradición que permanecería a la posteridad.
Su decisión en 1995 permitió que MLB emprendiera un camino de reconciliación con la afición, y sentó el precedente para el modelo actual de negocios de la liga. Treinta años después, no hay aún tope salarial para los 30 equipos y sus jugadores.
El pasado invierno, esto llegó a un momento histórico, cuando Juan Soto firmó un contrato por $765 millones de dólares con los New York Mets. A comparación, en 1994 se pagó $884.9 millones de dólares a todos los jugadores de los entonces 28 clubes.
En 2012, ya como jueza de la Suprema Corte, Sotomayor ofreció su tributo a los aficionados de los Yankees que se sientan detrás de las bardas del outfield, conocidos como “Bleacher Creatures”.
“Son los mejores fans. Se sientan y toleran el calor, están ahí en la lluvia, en días en los que el equipo pierde. Lo muestran en cada juego, y entonces me sentí muy orgullosa de estar con ellos”, dijo al sitio oficial de MLB.
El estar con los aficionados en Yankees Stadium, o cualquiera de los parques de Grandes Ligas es un privilegio que quizás no se pudo haber repetido en 1995 (e incluso, hasta después) de no haber sido por la jueza Sonia Sotomayor, que hace 30 años, al decir de Barack Obama, salvó el béisbol.
Tomado de ESPN.com
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