Sólo acompañar

Sólo acompañar

Sólo acompañar

Ana Blanco

Creo que es una de las lecciones más difíciles que debemos aprender en esta vida. Cada día nos enfrentamos a diferentes decisiones que se transforman en acciones y, cuando solo nos afectan a nosotros, asumimos las consecuencias.

El tema es diferente cuando se trata de otras personas, sobre todo si son cercanas y las aprecias.
La lección a la que me refiero es ser capaces de no interferir, aconsejar u opinar en las decisiones de otros, principalmente cuando estás más que seguro de que están equivocados.

Confieso que aún a día de hoy a mí me cuesta mucho hacerlo. Pero recientemente me ha tocado acompañar a alguien en un proceso en el que estaba segura de que se iba a equivocar, me ha costado mucho, pero al final me he dado cuenta que lo único que esa persona necesitaba es que estuviera ahí, la escuchara y punto.

No requería de mis consejos y de nada, sólo saber que yo estaba. Y ahí me di cuenta que muchas veces lo hacemos más por control, por querer tener la razón o por querer imponerla que por el hecho de ayudar a otros. Y definitivamente, en muchas ocasiones, las personas a las que queremos solo necesitan saber que estaremos ahí, pase lo que pase; y que, si aciertan, perfecto; y si no, también.

Para mí es uno de los mayores actos de amor, ser capaces de no interferir en la vida de otros y permitir que caminen solos, claro, siempre y cuando no sea algo grave o extremo o que te pidan directamente que opines.

Al final, si lo pensamos bien, es lo mismo que nos gustaría que hagan con nosotros, dejarnos avanzar y decidir, pero sabiendo que siempre tienes a tu lado a quien te quiere.



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