Santo Domingo.- La poeta y ensayista Soledad Álvarez recibió ayer el Premio Nacional de Literatura que otorgan la Fundación Corripio y el Ministerio de Cultura en reconocimiento a su labor literaria de más de 50 años y sus aportes a la sociedad dominicana.

La ceremonia se llevó a cabo en la sala Manuel Rueda de la Fundación Corripio. La encabezó José Luis Corripio Estrada » don Pepín», junto a la ministra de Cultura, Milagros Germán Olalla, en presencia de José Alcántara Almánzar, Angela Hernández y familiares y personalidades de diversos ámbitos.

“Agradecer, siempre agradecer. De corazón a la Fundación Corripio y a su presidente y fundador, José Luis Corripio Estrada-Pepín- a quien admiro y aprecio desde hace tantos años; al Ministerio de Cultura, en la persona de Milagros Germán Olalla; a los rectores de las universidades dominicanas, jurado del Premio, que me han distinguido con este importante galardón “, expresó Alvarez tras recibir el premio y recordar sus inicios en la literatura.

“Desde sus años juveniles Soledad Álvarez ha mantenido una actividad literaria ininterrumpida de la que dan testimonio periódicos, revistas, obras individuales, y antología. Ha resultados dos veces ganadora del Premio Anual de Poesía Salomé Ureña de Henríquez por “La Estaciones Intimas”, destacó Alcántara Almánzar.
Resaltan sus obras
Germán resaltó las dotes intelectuales de Álvarez a quien consideró filósofa, investigadora, poeta y ensayista que ha dedicado su vida a perseguir la verdad y el amor, siempre del lado de los mejores intereses.

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“Quiero Recodar a la Soledad Álvarez que en un momento difícil en la historia del país, a mediados de la década del 70, se lanzó a las calles, junto a sus queridísimos hermanos Sonia Silvestre y Víctor Víctor, de la mano del grupo experimental Nueva Forma, a construir un canto de esperanza”, refirió Germán.

El premio Nacional de Literatura se entrega desde el año 1990 reconociendo a grandes gloria de la literatura dominicana.

Angela Hernández, Premio Nacional de Literatura 2016, leyó la semblanza de Alvarez, a quien definió como una persona vivaz, alegre, de agradable trato, conversación atrayente y de una facultad poco común para comunicarse con gente muy distinta.

“Tres bien espaciados poemarios dan cuenta de su poética. Vuelo posible (1994), Las estaciones íntimas (2006) y Autobiografía del agua (2015). Dos ganaron el Premio Nacional de Poesía Salomé Ureña. Distintos poemas de esos libros se han traducidos al inglés, francés, italiano y alemán, figuran en importantes antologías internacionales”, sostuvo.

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“La influencia de la escuela y del maestro en la comprensión lectora y la formación del escritor es irreemplazable”, expresó Álvarez tras recibir el galardón. Recordó la influencia de su madre en su amor a la lectura y al arte de escribir.

Se solidarizó con los millones de personas afectadas por la guerra y la injusticia social.

Agregó que “y no hay que hurgar hondo en las causas de la atonía que atraviesa nuestra literatura, y en vacío espiritual que nos aquejas para llegar al abandono de las humanidades en todos los niveles de la escolaridad y la escasa presencia en las aulas de maestros apasionados y comprometidos con el conocimiento y la defensa de la lengua y la cultura.

Afirmó que urge garantizar el derecho de todos al libro y una escuela comprometida con el pensamiento crítico y la imaginación. “El escritor “es lo los libros que ha leído, pero también el tiempo que le ha correspondido vivir”.

“Perdura también la conciencia de que somos seres humanos con un destino común, y la esperanza de que no todo está perdido”, expresó Álvarez quien concluyó sus palabras con el poema “Amor Humanidad”, en honor a los afectados por los conflictos, entre estos Rusia-Ucrania.

Estuvieron entre otros, José Alfredo, Ana y Manuel Corripio Alonso; Jorge Tena Reyes, Julio César Castaños, Bernardo Vega, José Miguel Bonetti, Luis Molina Achécar, Irina Miolan, Cintia, Monica y Paola Vega,José R. LantíguayMilagros Ortiz.