Sociedad y tragedia de Emely Peguero
En mi último artículo “Por una Sociedad y un Estado responsables” prometí tratar en el trabajo siguiente la necesaria reinvención del Estado, pero dada la gravedad del caso de la menor Emely Peguero, embarazada de 5 meses, secuestrada y asesinada por su novio, se hace imperioso exponer algunas reflexiones al respecto.
Varios casos recientes que incluyen el asesinato de un menor monaguillo por parte de un sacerdote pederasta; el actual de Emely Peguero, así como la desaparición o el asesinato reciente de otras jóvenes mujeres, nos remiten a una problemática que tiene tres ejes esenciales: la violencia general que agobia hoy a la sociedad dominicana, el crecimiento de la criminalidad sexual (que expresa que en nuestra sociedad gravitan factores que inciden negativamente en la salud mental de un grupo importante del país) y el aumento de la violencia de género que revela un mal de fondo en la masculinidad dominicana.
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Como hemos venido sosteniendo, somos parte de una sociedad, uno de cuyos rasgos más negativos es la irresponsabilidad y la negligencia. Una irresponsabilidad de adultos y de jóvenes.
Es irresponsabilidad de adultos la violencia y la incomunicación intrafamiliar, lo es también la ausencia en el hogar de los padres, y también lo es no rastrear y actuar frente a los pasos y las tratativas de los hijos con personas mayores que ellos.
Y qué decir en torno a la irresponsabilidad del Estado y de instituciones educativas y religiosas que no han actuado ya para que se imparta educación sexual responsable en los centros escolares, y para que se trabaje en la formación de valores, como respeto, responsabilidad personal, integridad y estimación por la vida.
El embarazo adolescente, que es uno de nuestros males sociales más lamentables, se encuentra íntimamente relacionado a las referidas ausencias.
Todos estos hechos y conductas que involucran a menores y mayores, revelan serios problemas de carácter axiológico individuales y familiares, que delatan una injustificada incapacidad y desidia de nuestras instituciones (principalmente frente a las familias pobres) y permiten decir que estamos tocando fondo en República Dominicana. ¿Qué es lo que hay que esperar?.
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