El Día 
El periodismo no es un concurso de simpatía, por lo cual no es necesario ni conveniente que los periodistas se preocupen por ser simpáticos.
No tenemos que empeñarnos, los de este oficio, en decir cosas que resulten agradables a todo el mundo, porque lo nuestro es expresar libremente lo que sabemos, lo que creemos y lo que pensamos, con la única limitación que es el respeto a la honra ajena.
En ese orden de ideas, temo que no voy a parecer muy simpático ante muchísima gente, al reafirmar mi convicción de que una de las causas principales de los graves problemas que confronta la Universidad Autónoma de Santo Domingo es su superpoblación estudiantil, que ronda por los 185,000 alumnos.
Se alega que la UASD es la universidad del pueblo, y que todo el mundo tiene derecho a hacer una profesión.
De acuerdo, pero si el centro académico carece de condiciones y de recursos para ofrecer un servicio educacional de calidad, lo más lógico es que recoja velas y lance a la calle menos, pero mejores profesionales.
En otras palabras, abogo porque la UASD (que dicho sea de paso, es mi alma máter) ponga un límite a la admisión de estudiantes, aceptando solo a los mejores que pasen un examen de admisión. Los que se quemen en ese examen, que se dediquen a otra cosa. Así de dura es la realidad.
De ese modo se resuelven, como consecuencia, el tema del comedor universitario, que tiene acumulada una deuda multimillonaria; el problema de la escasez de butacas y utensilios para dotar a las aulas de comodidades mínimas; el exceso de profesores muchas veces no merecedores de estar ahí; y otras situaciones colaterales que son a todas luces indeseables.
El concurso de simpatía no lo voy a ganar pero he dicho lo que pienso.
