Sobran oficiales

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Sobran oficiales

Afirmaciones del doctor Servio Tulio Castaños Guzmán de las que se pueden sacar conclusiones en relación con la llevada y traída necesidad de una reforma policial, da una clave, si no para resolver, para entender dificultades que deberá superar cualquier propuesta de solución.

El conocido jurista, que habla de este asunto con familiaridad por el hecho de ser coordinador del Grupo de Trabajo para la Transformación y Profesionalización de la Policía Nacional, dijo que en los cuerpos de su tipo alrededor del mundo la cantidad de oficiales ronda el 5 por ciento de su matrícula. Entre nosotros, en cambio, ronda el 30 por ciento.

Esta afirmación da para mucho. Si consideramos un 20 por ciento destinado a darle servicio a instituciones y personas que la alta dirección de la Policía —o la Administración— entiende que debe ser protegida, y otro 30 por ciento está compuesto por tígueres alistados porque quieren, o necesitan, un arma de fuego amparada por el Estado para usarla con impunidad según su carácter, el promedio del personal útil y confiable debe de ser 20 por ciento.
A los otros les importa el rango, un arma para exhibirla y usarla, o estar a la sombra.

La alta proporción de oficiales trae a la actualidad un hecho de los días de la independencia, cuando todo hombre en salud y con vitalidad para estar en pie tenía que alistarse en el ejército colecticio o estar disponible para ir a la guerra. Como no había con qué pagarles, se les encasquetaba el rango de coronel o general.

Castaños Guzmán se refirió a esta cacareada reforma policial el mismo día en que la opinión pública era estremecida por la muerte de un hombre en Santiago por el disparo de un agente de policía que corría tras una persona.
Sobran oficiales, sin duda, y falta profesionalidad.



El Día

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