El cáncer sigue generando miedo cuando es diagnosticado a cualquier ser humano, no importa cuánto haya avanzado los tratamientos.

El buen médico juega un papel fundamental cuando se diagnostica una enfermedad de cáncer en cualesquiera de sus variedades.

El doctor Miguel Montalvo, siquiatra del Centro de Diagnóstico, Medicina Avanzada y Telemedicina (CEDIMAT), habla del tema y considera que es fundamental que el terapeuta ayude a cambiar la actitud de “me estoy muriendo de cáncer”, por otra con una perspectiva de futuro en que se acepte el “estoy viviendo con cáncer”.

El profesional considera que el médico debe tratar a su paciente como a una persona real, y no como un caso, como suele suceder en diferentes ámbitos de la salud.

Un ejemplo

Uno de los mayores avances logrados es en la leucemia, sobre todo si hay un diagnóstico precoz o existe un tumor maligno, que se haya detectado a tiempo para ser extirpado en su totalidad.

“Lo importante no es lo que usted le dice al paciente, sino más bien, qué deja usted decir a su paciente”, asegura el experto en salud mental.

Se debe ayudar a las personas con peligro de morir que cuenten sus propias historias y descarguen todo lo que tienen dentro, esto puede ayudar a construir una relación médico-paciente que va a ser determinante en el proceso de la enfermedad, expresa el galeno.

Ellos captan su alrededor

En el caso del paciente terminal, él capta perfectamente lo que está pasando en su cuerpo. No hace falta que se lo digan.

El papel del médico, del personal paramédico y de los voluntarios de la salud es acompañar al paciente, escucharle y estimularle a disfrutar el don de la vida hasta donde sea posible.

El cuidado. En pacientes muy agobiados por problemas familiares y del entorno, y que no está en sus manos resolver nada, es necesario explicarle que el estrés es el peor compañero de su enfermedad, ya que para que el sistema inmunológico se fortalezca en la lucha contra la enfermedad es necesaria la armonía interior y la paz mental.
Lo espiritual.

Las personas enfermas que son creyentes en Dios y en la vida eterna después de la muerte, cuentan con un recurso de mucho valor para combatir el estrés, asegura el siquiatra.

En todo ser humano, por más agnóstico que aparente ser, en momentos críticos de la vida y cuando morir es una posibilidad, sale indefectiblemente la dimensión espiritual que puede haber sido reprimida e ignorada durante toda la vida.

El experto destacó que una vez el paciente entra en contacto con esa realidad que vive dentro de él, cambia radicalmente y entra en su alma una gran paz.

“Esto lo he vivido en decenas de casos que me ha tocado acompañar en su enfermedad”.

Dijo que hay muchos temas que preocupan a un paciente con cáncer y que, por tanto hay que escucharle con atención y ayudarle a encontrar la respuesta posible y factible en su situación concreta.