Sin confianza se dilata el desarrollo

Sin confianza se dilata el desarrollo

Sin confianza se dilata el desarrollo

Carlos Salcedo

La confianza en los gobiernos disminuye cada vez más. Al mismo tiempo las expectativas ciudadanas se incrementan y los fondos públicos siguen siendo escasos, debiendo los gobernantes dar respuestas a los problemas de la población.

Hay, pues, una gran brecha entre las disponibilidades presupuestarias y las expectativas ciudadanas. De ahí que las estrategias empleadas, el marco normativo, el diseño institucional y hasta el tipo de líderes elegidos para dirigir la cosa pública debe revisarse.

Las nuevas ideas deben ser novedosas, provocativas y sostenibles en el tiempo. Un gobierno que se preocupa realmente por el sector privado no solo implementa internamente acciones para mejorar sus servicios sociales, también fomenta desde afuera a los sectores productivos, pues es imposible resolver todos los problemas desde el gobierno.

La responsabilidad del Estado es la de construir las bases y clima necesarios que permitan el desarrollo, la generación de riquezas y su distribución equitativa, administrar los procesos políticos, fijar y ejecutar la agenda legislativa, modernizar la justicia y mejorar los servicios públicos.

Seguro que estos producirán un efecto en los negocios, habilitando más modelos de generación de riqueza que asuman objetivos sociales, medioambientales y financieros.

Necesitamos de gobiernos cada vez más ágiles, con mayor capacidad de respuestas a las nuevas circunstancias. No se debe esperar a que las fuerzas externas obliguen al aparato estatal a utilizar nuevas tecnologías y a ejercer su trabajo con un mayor compromiso cívico.

En realidad algunos gobiernos han sido proactivos y han tomado decisiones para cambiar el futuro desde el presente, de manera que deben palparse mayores beneficios para la sociedad.

El gobierno dominicano no es la excepción; pero faltan otros esfuerzos con mayor visión estratégica y compromiso ético.

Deben existir nuevos tipos de asociaciones público-privadas, ponerle el turbo a la innovación y la tecnología y dejar viejos caminos, lograr interacciones más eficientes y simplificadas con el pueblo, mayor cercanía ciudadana en la política y evaluar constantemente los programas que ejecuta el gobierno.

Necesitamos un Estado cada vez más moderno y mejor para todos, porque, si bien vamos avanzando, el mesianismo y la centralización gubernamental pueden muchas veces romper el saco de la institucionalidad y del desarrollo sostenible.



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