“¡Alegre vengo de…!”… ¡Ueeeepa, cayó el séptimo y llegó AGOSTO!.. ¡Ay ay ay!… Sabemos que los Juegos Olímpicos son una fiesta para los grandes bailadores, pero, y aquí está el bendito pero, hay que hacer una evaluación seria al deporte dominicano después de Londres…

Si me dejan entrar a la asamblea, la primera pregunta que haría es: ¿qué hizo el boxeo dominicano desde Beijing (oro) hasta Londres (nada y por pela)?… Preguntaría también que si ya el voleibol llegó a su techo y está ahora en caída libre y que si no creen que ya el dirigente Marcos  Kwiek  dio lo que iba a dar… ¡No, no, no, no preguntaría nada sobre natación, porque ese caso es demasiado evidente…

Después de lo ocurrido con el boxeo en este ciclo olímpico, el presidente de la Federación, Bienvenido Solado, debe “plantarse en dos patas” o irse, porque él lleva muchos años ahí y no ha podido conseguir que ningún gobierno construya un gimnasio… ¿Qué cuantos años lleva? Oh, 34, un poquito menos que lo que duró Muamar Gadafi tiranizando a Libia…

 Más del boxeo, mientras

William Encarnación se encontró con un rival “cariñoso”, que lo abrazó durante todo el combate, Wellington Arias se topó con un ogro que hacía parecer los tres minutos de los asaltos una eternidad…

Yamilet Peña dijo que “el solo hecho de estar aquí para mí ya es una medalla”… ¿Está tirando la toalla antes de competir?… ¡Uuuuuuuh!