El gran éxito obtenido por la película “Doce años de esclavitud” en los premios Oscar 2014 se debe sobre todo al peso que aún ejerce en la conciencia colectiva la condición ignominiosa que ha abatido a millones de vidas a lo largo de la historia.
En estos días la prensa internacional publicó: Transcurridos apenas unos días desde que la película se alzó con tres Oscar, arrebatándole a “Gravity” lo que se proyectaba como su gran noche, varios miembros de la Academia confesaron que votaron a favor de la cinta de Steve McQueen sin haberla visto.
Dos miembros de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas argumentaron que se sentían obligados a votar por el filme debido a su enorme relevancia social. Sin embargo, decidieron no verlo porque les resultaría “demasiado perturbador”.
La película no deja indiferentes. Sin duda, muestra una realidad atroz. Sacude las fibras más hondas y estremece a las almas sensibles. El largo martirio de Solomon Northup, negro libre del norte de Nueva York, secuestrado y vendido como esclavo, provoca una honda pena y despierta interrogantes.
¿Cómo es posible que seres humanos hayan sido capaces de someter y torturar a sus congéneres para que cumplieran su voluntad y hasta sus caprichos? ¿Por qué, durante siglos, la esclavitud se consideró un estado normal, en el que tenían que vivir seres “inferiores”?
Buena parte de la humanidad se acostumbró a mirar hacia otro lado y a fomentar la explotación. Por eso han practicado la esclavitud civilizaciones tan antiguas como la egipcia y la griega. Incluso la prosperidad de la Atenas de Pericles se basaba en la mano de obra sometida. De igual forma, la Roma republicana e imperial conoció un sistema económico fundamentado en el sometimiento.
La esclavitud fue practicada en estas tierras caribeñas. En nuestro territorio dominicano la abolición de este ignominioso sistema de explotación no fue impulsado por las campañas inglesas y antillanas. Se debió esencialmente a dos invasiones haitianas encabezadas por los líderes haitianos Toussaint L’ Overture y Jean Pierre Boyer, decididos a unificar la isla y proteger la libertad de los negros.
A finales del siglo XVII las autoridades de Santo Domingo aplicaban una política que abría los caminos de la libertad a los negros en la Colonia.
En el libro “Pasado dominicano”, el historiador Frank Moya Pons explica que hubo “una especie de ‘abolición permanente’ de la esclavitud que afectaba a los esclavos que se fugaban de la parte francesa de la isla e iban a parar a Santo Domingo buscando auxilio, pues aquí las autoridades españolas, en su empeño por restarles fuerza de trabajo a los franceses, optaron por dejar libre automáticamente a todo esclavo que desertara de sus plantaciones, dejándolo gozar de la más plena de sus libertades”.
En 1678, las autoridades coloniales facilitaban que los esclavos escapados de las plantaciones francesas vivieran libremente en el Santo Domingo. De hecho crearon una patrulla especial que se ocupaba de encontrarlos y de llevarlos a vivir a San Lorenzo de Los Mina, poblado conformado originalmente por inmigrantes de Mina, Angola.
A pesar de que oficialmente la esclavitud fue abolida, en nuestra época persisten modalidades en diversos países, donde el caos y la falta de justicia impiden su completa erradicación, si bien han triunfado las campañas antiesclavistas promovidas por reconocidos activistas de poderosas naciones.
La trata de mujeres, la explotación laboral y la “libertad” restringida o manipulada recuerdan tiempos tenebrosos, cuando la esclavitud era legalmente aceptada y fomentada por sociedades escindidas por las diferencias, en las que el afán por obtener riquezas acallaba las voces de la conciencia y tierra era abonada por la sangre de los sometidos.
El dolor y el mal causados por la esclavitud todavía conmocionan. Se justifica el resonante triunfo de la película en la que entre otros fulguraron Lupita Nyong’o, actriz keniana nacida en México, y el gran actor británico Chiwetel Ejiofor, el sufrido violista negro de la cinta.