Por: Juan Ramón Gómez
El ser humano tiene sentimientos que le ayudan seguir adelante, sin importar el entorno y las luchas internas, entre otros elementos. Esta capacidad se llama esperanza.
Toda emoción también tiene sus debilidades y es que muchas personas son persuadidas con discursos bonitos, palabras endulzadas con trasfondo amargo y dichas armas son utilizadas para aparentar una preocupación o precisamente, ofrecer esperanza
Es aquí donde entran la máscara de la mentira y la tan utilizada máscara de las apariencias. Lo que llama mucho mi atención es que si preguntas a cualquier persona si le gusta que le mientan, es obvia su respuesta de rechazo a este accionar.
Pero actuamos muy distante a que este rechazo sea real, y lo digo porque para muchos no hay mayor ofensa que la verdad. Es más fácil que me vendan sueños, que me mientan a enfrentar la realidad.
Si tienes máscara mejor. Prefiero vivir engañado, nublado, sin deseos de enfrentar mis miedos. Prefiero creer que todos los que usan máscara son super héroes, convirtiendo así la falsedad en mi esperanza.
Triste, pero así estamos. Aunque mi felicidad sea fugaz y me engañe. Si tienes máscara mejor.
La doble moral no es solo de los políticos que roban y hablan de amor al pueblo, de los religiosos que hablan de un Dios de amor que brinda el cielo y viven como el mismo diablo que inspira el infierno, no es solo para los altoparlantes de los medios que con furia atacan sectores que a ocultas ellos mismos consumen.
La doble moral también es para nosotros que tenemos la esperanza de encontrar la felicidad, cuando somos conscientes de que caminamos en vía contraria.