Durante el largo feriado a finales del mes pasado, fuimos testigos junto a varios miles de turistas más que visitábamos la zona playera entre Cosón y El Limón, en el norte de la península de Samaná, de un verdadero servicio eléctrico fallido, contando al menos 15 apagones en un periodo de apenas 24 horas entre sábado y domingo.

Esta zona turística disfrutó por muchos años de un servicio eléctrico confiable, estable y de buena calidad, aunque ciertamente sus precios eran de los más altos del país, provisto por la empresa Luz y Fuerza de Las Terrenas.

Frente a unas protestas barriales motivadas por una disputa entre accionistas que puso de relieve la alta tarifa, la autoridad publica prefirió una solución populista de interconectar la red privada a la red pública, en este caso de Edenorte, en vez de enfrascarse en estudios y negociaciones que hubiesen resultado en una reducción de tarifa similar al de un 50% como recién ha ocurrido en la región de Bávaro, según revelaciones de la empresa CEPM.

Frente a estas constantes crisis que casualmente suceden cada vez que en la zona de Las Terrenas acontece un lleno completo de sus facilidades turísticas, y que antes de la interconexión no existían, la propia Luz y Fuerza, consciente de sus obligaciones, reclama se convoque al dialogo en procura de una solución definitiva al deterioro y los constantes problemas que se presentan.

La respuesta recibida de la autoridad nos remonta a los años de la administración de Julio Sauri, quien frente a la indisponibilidad de recursos para resolver sus desafíos eléctricos propagó la teoría del tenis y las chichiguas. Ahora se esgrime la poda de árboles.

Concienticémonos de las consecuencias y resolvamos este tema con profesionalismo, no con diatribas, destinando las inversiones necesarias, practicando la racionalidad y teniendo presente los mejores intereses de la nación.