Senasa como prioridad

En los últimos días ha habido gran resonancia en los medios sobre una supuesta quiebra de Senasa y las deficiencias en el servicio y la cobertura.
El Seguro Nacional de Salud (Senasa) es la principal administradora de riesgos de salud del país. La mayoría de los empleados públicos tienen Senasa. La misión de esta entidad es garantizar acceso a servicios de salud que mejore la calidad de vida de sus afiliados, a través de una administración efectiva de riesgos.
A través del régimen subsidiado, los hogares más pobres del salud están cubiertos por Senasa gracias a la acción de varios gobiernos, incluyendo el actual, y también de entidades como el Banco Mundial, que han apostado por el seguro de salud para poblaciones en situación de pobreza extrema y moderada en el marco de la protección social.
Según las estadísticas de marzo de este año, en el régimen subsidiado, Senasa protege a más tres millones de desempleados, discapacitados e indigentes, financiado fundamentalmente por el Estado dominicano.
Senasa no es un negocio como el resto de las ARS. Es el mecanismo tangible de concreción del derecho a la salud de casi casi un 30 % de la población dominicana.
La gestión en Senasa siempre se caracterizó por la eficiencia. De hecho, de su gran experiencia aprendían otras entidades gubernamentales. Senasa ganó el Premio Nacional a la Calidad en gestiones pasadas y se certificó en normas asociadas al buen gobierno a nivel nacional e internacional y siempre fue una de las instituciones mejor valoradas del sector público.
Fortalecer a Senasa es una prioridad. Parece ser que la crisis actual es de presupuesto. Hay que sacar los recursos económicos hasta debajo de las piedras para poder atender a la población vulnerable beneficiaria de esta ARS si se quiere garantizar el funcionamiento del Sistema de Seguridad Social creado al amparo de la Ley 87- 01.
La salud no es diatriba o cháchara politiquera. No puede ser un privilegio de pocos. Es un derecho irrenunciable. Un derecho de primerísima relevancia porque sin salud no hay vida ni nada más. Es lo mínimo que un gobierno eficiente tiene que garantizar al pueblo que lo eligió.
Decía Ralph Waldo Emerson que la primera riqueza es la salud. Sin salud no hay esperanza ni desarrollo.