Señales de prejuicios

Señales de prejuicios

Señales de prejuicios

Un grupo de inmigrantes haitianos convocó recientemente en Santo Domingo una marcha por la paz de su país, pero de inmediato se generaron muchas reacciones contrarias a la actividad y hasta críticas contra los organizadores.

Las autoridades procedieron a desautorizar la demostración.

En el marco de los XXIV Juegos Centroamericanos y del Caribe una atleta dominicana ganó medalla en atletismo. Por su origen y color, se registraron muchos comentarios despectivos a tal punto que la medallista olímpica Marilaydi Paulino tuvo que usar sus redes sociales para solidarizarse con su colega y criticar a quienes la denigraban.
No es la primera vez que algo así ocurre.

Este diario ha sido constante en la defensa de República Dominicana y su derecho a implementar las medidas migratorias que estime convenientes para su desarrollo y seguridad nacional, pero los dos casos citados son apenas una muestra de algo preocupante que pudiera estarse anidando en un segmento importante de la población.
Preferimos hacer la advertencia ahora, temprano, y llamar a la reflexión.

Esas son señales de prejuicios que de expandirse pueden convertirse en un fenómeno peor.

Apostemos a seguir siendo el país afable, solidario, alegre y respetuoso, aunque también reclamemos el derecho a establecer las políticas internas que convengan al desarrollo nacional sin violentar derechos fundamentales de nadie.

Pero estas manifestaciones a las que hacemos referencia nos quitan autoridad, hablan mal de quien así actúa y le da razones a los críticos del país.



El Día

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