Dada la continua amenaza del coronavirus en no cejar su ataque despiadado a la humanidad, incrementando cada día las cifras de contagiados y fallecidos, el Comité Organizador de la Semana Internacional de la Poesía adoptó tempranamente la decisión de llevar a cabo la novena edición del evento, correspondiente a 2020, a través de las plataformas tecnológicas y las redes sociales, haciendo factible la hiperconectividad, ahora con más altos niveles de aceleración, en la sociedad de la pandemia.
Así, entre el 19 y el 25 de octubre, la celebración congregó a más de un centenar de destacados poetas de Centro y Suramérica, el Caribe, Norteamérica, Europa y Asia, con cuyas lecturas homenajearon a los poetas dominicanos fallecidos que integraron la Generación del 60 y la Poesía de Posguerra, así como la celebración de los centenarios de los natalicios de Mario Benedetti y Eliseo Diego, y la centuria y una década del nacimiento de José Lezama Lima.
Como ha venido aconteciendo desde la primera edición, y luego de desarrollar un vasto programa de lecturas y conversatorios, los poetas nacionales e internacionales participantes dieron a conocer, a través del Comité Organizador y la Coordinación General, la proclama o manifiesto, esta vez bajo el ineludible lema de “Poesía en tiempos de pandemia”.
El manifiesto de la SIP 2020 empieza por declarar el heroísmo de la poesía, que se convirtió en la voz vibrante de más de una decena de naciones, aun en medio de la pandemia que sacude la humanidad; un heroísmo que descansa en la posibilidad de afianzar la civilización de la nueva esperanza en el marco económico, social, jurídico-político, cultural y humano de una nueva normalidad.
Los poetas proclamaron, además, la urgente necesidad de que los Estados y gobernantes de todas las naciones continúen dando prioridad a la salud de la población mundial, como primer objetivo, al tiempo que se mantengan durante la crisis sanitaria los sacrificios necesarios para aliviar la carga económica en las familias, instituciones y empresas, de manera que el impacto de la pandemia no se traduzca en un período poscrisis de catastrófica dimensión socioeconómica, sociopolítica, cultural y humana.
Manifestaron, de igual modo, que si bien es el medio digital un espacio para la información superficial, el entretenimiento adictivo, del embeleso y la desinformación, el temple de la poesía lo convirtió, sobre todo, en espacio para la contemplación y el pensamiento, para el asombro y la magia del lenguaje estético.
Se logró, aun fuera por un breve tiempo, la humanización enriquecedora de las redes sociales.
No obstante, advirtieron acerca del peligroso riesgo de las ciberadicciones, especialmente en niños, adolescentes y jóvenes, que producto de la pandemia, podría estimular un uso excesivo de las plataformas virtuales y las redes sociales como herramientas tecnológicas para la educación.
Solicitaron de las autoridades educativas el uso en las aulas virtuales, especialmente en lengua materna, de las lecturas y foros grabados y colgados en las redes como parte de lo acontecido durante la Semana Internacional de la Poesía.
Se pronunciaron también a favor de una reactivación de los sectores culturales y de las instituciones que los sustentan, guardando estrictamente los protocolos sanitarios dispuestos por los organismos de salud nacionales e internacionales, para contrarrestar la propagación del coronavirus.
Los más de cien gestores de la palabra congregados en la fiesta que conmemora cada 21 de octubre el natalicio de Salomé Ureña, coincidieron en que el mayor compromiso del poeta, además de conservar y enriquecer su lengua, está orientado a entroncar, a hacer voluntad común con “la totalidad del pueblo que habla la lengua del poeta”, según las sabias palabras del gran poeta y ensayista T.S. Eliot.