Basta con que llueva dos días seguidos para que muchos semáforos dejen de funcionar en calles y avenidas del Gran Santo Domingo.
Hace varias semanas que algunos de estos aparatos están fuera de servicio, lo que provoca un notable empeoramiento del tránsito en importantes intersecciones de la Capital.
Parece que las autoridades encargadas de instalar y monitorear los semáforos no han dado con la necesidad ideal para la ciudad que es la colocación de indicadores a prueba de agua, así cuando llueva o se nuble nos evitaremos tener que cambiarlos, repararlos y el caos que esto implica.