Después de haber participado en varios encuentros y tertulias con amigos y hablar de libros, tenía el pendiente de escribir un artículo que destacara los aspectos más representativos de un pormenorizado estudio titulado, Liderazgo, escrito por el legendario Henry Kissinger a la edad de 99 años y publicado en 2022.
En el voluminoso texto al que hago referencia se evalúa a seis líderes del siglo XX con los cuales Kissinger sostuvo relación directa o indirecta. Para el experimentado diplomático, estos fueron ejemplos de liderazgo transformacional, capaces de moldear el orden mundial que conocemos.
Konrad Adenauer/Estrategia de la humildad
El primer liderazgo en ser abordado es sobre el que fuera, después de la Segunda Guerra Mundial y de las divisiones y ocupaciones territoriales, primer ministro de la Alemania Occidental, Konrad Adenauer.
La estrategia abordada por Adenauer fue la de la humildad.
Al asumir una Alemania devastada, la admisión de los hechos deleznables imputados al régimen nazi se hizo inocultable. Por ello, asumió la derrota sin revanchismo, reconstruyendo la institucionalidad democrática, y generándose confiabilidad de quienes, en su momento, eran enemigos acérrimos: Estados Unidos, Francia, Reino Unido e Israel.
Kissinger explica, con claridad meridiana, las claves fundamentales del liderazgo de Adenauer en un delicado proceso de reconstrucción de Alemania, dice: “Konrad, entendió la importancia, además del crecimiento económico, de la cultura cívica y constitucional. Rechazó de plano las soluciones ambiguas con la URSS, como la idea de una unificación neutral, prefirió consolidar una Alemania Occidental vinculada a Europa y a la OTAN, aún cargando con el costo del mantenimiento de una división temporal en el país”.

Charles De Gaulle/Estrategia de la voluntad
Ante la derrota humillante de Francia en 1940; la ocupación alemana; el régimen de Vichy y la crisis institucional crónica en la IV República, la voluntad del general De Gaulle fue determinante para el futuro de Francia. Kissinger lo muestra como el hombre que, a fuerza de voluntad y un alto grado de teatralidad, reconstruyó el orgullo y autoestima nacional.
Desde el exilio en Londres, y sin tener el reconocimiento colectivo, De Gaulle se autoproclamó portavoz del movimiento “Francia Libre”. Con una retórica depurada mantuvo viva la idea de una nueva Francia digna y resiliente. Al lograr la liberación de París, De Gaulle se presentó, no como un general favorecido por la coyuntura de los aliados, sino como el símbolo natural del renacimiento del pueblo francés.
Richard Nixon/Estrategia del equilibro
Para hablar de los años de ejercicio del trigésimo séptimo presidente de los EE. UU., Richard Nixon, nadie con más autoridad que Henry Kissinger, quien fuera su Consejero de Seguridad Nacional y posterior Secretario de Estado.
A finales de los años 60, Estados Unidos cargaba con el desgaste de la infructuosa guerra de Vietnam, crisis interna, más la rígida y peligrosa Guerra Fría.
Para el autor, Nixon procuró la estrategia del equilibrio porque entendió que ya no había espacio para una hegemonía incontestada; había que buscar la estabilidad a través de un sistema de equilibrios entre Estados Unidos, la URSS y China, el Medio Oriente, Europa, Asia, etc.
Uno de los ejemplos más elocuentes sobre esta estrategia lo constituyó la apertura con China: el viaje de Nixon a Pekín en 1972, y su histórica reunión con Mao Zedong.
Al romper el aislamiento de China, introdujo una especie de triángulo en la Guerra Fría, utilizando la nueva relación con el gigante asiático. Esto permitió negociar con Moscú control de armamentos, y la reducción en el riesgo de una potencial guerra nuclear.
Anwar el-Sadat/Estrategia de la trascendencia
Teniendo un contexto de absoluta complejidad para Egipto, tras la muerte de su líder, Gamal Abdel Nasser, el nacionalismo árabe, las derrotas frente a Israel, dependencia de la URSS, y una economía debilitada. La estrategia de trascendencia de Sadat se puso de manifiesto al atreverse a cambiar el eje de Egipto, relacionándose más abiertamente con Estados Unidos.
Rompió con el modelo ideológico dominante en el mundo árabe. Pasó del enfrentamiento permanente con Israel a la búsqueda de la paz. Dijo Kissinger: “Sadat es el ejemplo de líder que trasciende las ortodoxias, incluso al precio de su vida”.
Lee Kuan Yew/Estrategia de la excelencia
Habiendo sido expulsada de la federación de Malasia en 1965, Singapur era una ciudad portuaria minúscula, sin recursos naturales y marcada por divisiones étnicas y mucha pobreza.
Su líder, Lee Kuan Yew, trabajó la concepción de excelencia como un fundamento de Estado. Concibió la construcción de un nuevo Estado sobre la base de la meritocracia severa, disciplina, eficiencia administrativa y cero tolerancia a la corrupción.
Lee construyó el país por encima de las diferencias étnicas, dando apertura a la inversión extranjera, infraestructura de primer nivel, puerto, aeropuerto como hubs globales, políticas de viviendas de alta calidad etc.
Kissinger expresó: “Lee se convirtió en referencia mundial, mostró que el destino de un país no está dictado sólo por sus recursos, sino por la calidad del liderazgo y de sus instituciones”.
Margaret Thatcher/Estrategia de la convicción
La única mujer en este complejo estudio sobre liderazgo político, fue Margaret Thatcher. Asumió el control del gobierno británico en 1979, bajo un contexto de alta inflación, conflictos laborales constantes, pérdida de competitividad, sensación de declive post imperial.
La férrea convicción ideológica de Thatcher la llevó a consignar una presencia menor del Estado en la economía, restablecer el mercado y la competencia como los grandes motores de la prosperidad y, fundamentalmente, recuperar el orgullo nacional.
Kissinger, tras sus encuentros personales, la definió como la lideresa que apostó por sus ideas contra el establishment británico tradicional, y persistiendo a pesar del coste social y político. Combatió la inflación con duras políticas monetarias, privatizando empresas públicas y reduciendo el poder de los sindicatos.
Estos seis casos expuestos en el libro coincidieron parcialmente en tiempo y en visión, a través un propósito común: el desarrollo y prosperidad de sus pueblos. Este texto, ampliamente debatido, escrito por un viejo zorro de la diplomacia, debe convocarnos al estudio permanente, para construir una mirada más amplia de un mundo complejo que cambia constantemente.