Seguir y ser seguido

Seguir y ser seguido

Seguir y ser seguido

Ana Blanco

¿Qué hace que admiremos a alguien y lo veamos como un referente? ¿Por qué ahora todo el mundo quiere ser influencer y tener un montón de seguidores que los idolatren? Son las dos caras de la misma moneda.

Los que siguen y los que quieren ser seguidos.

En el primer caso creo que buscamos referentes normalmente de aquello que nosotros no somos y nos gustaría ser, es como reflejar nuestras propias inseguridades que se ven rellenadas por otros que, a nuestros ojos, sí las poseen. Eso en esencia no debería ser malo, porque es una forma de nutrir o complementar.

El problema es cuando se convierte en una especie de obsesión y creemos que todo lo que hace y dice esa persona es ley.

En el segundo caso, creo que son personas que necesitan de alguna manera llamar la atención para llenar algo que en su vida está vacío. Y no lo digo en un tono de crítica, sino que aquellas personas cuyo objetivo es que otras les sigan, mostrar constantemente su vida o lo que supuestamente es su vida, deben tener también un trasfondo de inseguridad.

Yo admiro a muchas personas, por diferentes razones, pero nunca las he colocado en un pedestal de perfección, simplemente me aportan en aquello en lo que necesito o quiero.

Hoy en día en cambio estamos llenos de seguidores y de seguidos en un ‘maremágnum’ de informaciones, publicaciones y radicalismos para mí muy peligroso.

Por un lado, debemos ser capaces de llenar nuestra vida con cosas, personas y acciones que podamos manejar y controlar, y no depositarlo en alguien que ni siquiera conocemos.

Y aquellos que viven para que otros les sigan, encontrar quizá en su privacidad y mundo interior lo que buscan fuera. Todo en extremo es malo. Hoy, todo es extremo.