Sector social privatizador
Un segmento del denominado sector social en el Pacto Eléctrico asumió una postura de última hora –cuando ya cerraban las preplenarias y la aceptación de nuevos puntos de agenda- que ha dejado en un taco a distintos actores concurrentes en el Consejo Económico y Social (CES).
La propuesta de privatizar Punta Catalina –un proyecto en construcción- ha sido su coartada pensada con astucia, porque de antemano había de esperarse que sería un elemento de discordia.
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Primero, la petición estaba fuera de orden y, segundo, la termoeléctrica debe ser terminada para luego decidir qué hacer con ella sobre la base de estudios económicos y de mercado que lleven a la fórmula más apropiada al interés nacional.
Una inversión de US$2,000 millones que sale de los bolsillos de todos no es un juego para inventar con ecuaciones puestas en papel dirigida a complacer caprichos o a dar ganancias de causa a quienes creen que el pacto es un campo de vencidos y vencedores.
Lo más sorprendente no es la rebeldía a utranza de una parte del sector social –que se apoya en la inadmisión de su propuesta para renegar de todos los puntos consensuados por la mayoría- sino esta repentina fascinación privatizadora de gente que siempre ha estado en la acera contraria “en defensa del patrimonio nacional”. Hay que estar vivo para ver cosas.
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