Seamos responsables al hablar

Seamos responsables al hablar

Seamos responsables al hablar

Lady Reyes, directora de Encuentros Interactivos.

Dicen por ahí que “el papel aguanta todo”. De esta frase entendemos que uno puede escribir lo que quiera, como quiera y del tamaño que se quiera.

En el país esto no solo se aplica a la escritura, porque si se tiene un medio -sin importar el tipo-, púlpito, escenario o hasta el patio de su casa, se puede decir lo que sea.

Importa poco si hay pruebas o se generaliza. Es como que “hay que subirse a la ola” de hablar tirando la piedra sin rumbo fijo. Y asimismo está la violencia, sin control ni sanción. Andamos como “chivitos sin ley”.

Y si mencionamos el tránsito, nos caemos para atrás como “Condorito”… pues aquí sí que se han cruzado las aguas, donde vemos cada “salvajada” a diestra y siniestra. Si éramos locos antes del Covid, a estas alturas no hay calificativo que pueda describir las animaladas en las que incurre hasta el más cuidadoso.

Se termina la Cuaresma, y hoy celebramos el Día del Periodista, que llega en el calor de la discusión de “la existencia de periodistas chantajistas o extorsionadores”, como lo afirmó el padre Arsenio Ferreira Rosario en el último tramo del Sermón de las Siete Palabras, que se pronuncia cada Viernes Santo.

Si nos detenemos en sus palabras, lo grave no es la existencia de este tipo de alimañas en el ejercicio periodístico, pues las hay en todos los círculos, en especial en el político. Lo realmente malo de esta afirmación es seguir con la práctica de decir el pecado y no el pecador.

Mientras tengamos la oportunidad y libertad de decir o llamar la atención de lo que está mal con el ánimo siempre de generalizar, no lograremos avanzar, crecer ni mucho menos mejorar.

Cuando se dice que “se ha estado desarrollando un ejercicio inmoral, antiético y sumamente dañino para la sociedad a través de algunos medios de comunicación, con un mismo sector o grupo de comunicadores o periodistas” no le estamos poniendo el punto a la i, solo estamos juntando “mansos y cimarrones” sin acercarnos al fuego.

Comunicar no es solo denunciar, se requiere nombres, pruebas e investigación. Se requiere que seamos responsables al hablar y escribir.



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