La observación a la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional se veía venir, luego de que el Gobierno y los líderes del oficialismo en el Congreso Nacional impusieran la aprobación, con una mayoría simple, a las observaciones que hiciera el presidente Leonel Fernández al Consejo Nacional de la Magistratura.
Al primer desaguisado le ha seguido un segundo.
Aceptar que se aprueben con mayoría las observaciones hechas por el Ejecutivo a leyes que requieren las dos terceras partes de los legisladores presentes en cada cámara sería a una trampa constitucional.
Cuando ocurrió lo del Consejo Nacional de la Magistratura decíamos que la simple lógica indica que si para aprobar una ley orgánica se requiere de una mayoría congresional cualificada, también se necesita para hacerle cambios. Ese principio se mantiene, pero el oficialismo se resiste a aplicar el sentido común, la lógica y la legalidad.
Las observaciones hechas por el Presidente de la República a las dos leyes orgánicas implican modificaciones a lo que originalmente aprobó el Congreso y si se acepta como bueno y válido el argumento de que para aprobar los señalamientos hechos por el Ejecutivo se necesita apenas una mayoría simple, se estaría abriendo el camino a una trampa constitucional. Eso expusimos el día 17 de este mes y hoy el mismo argumento mantiene su vigencia.
Empieza a pasar lo que en aquel momento advertíamos, se observó la Ley del Tribunal Constitucional recomendando al Congreso eliminar el límite de edad e introducir otros cambios, pero esta vez con la mayoría simple, burlando la disposición constitucional de que las leyes orgánicas se aprueban con el voto favorable de las dos terceras partes de los presentes en cada cámara.
Un grave peligro se cierne sobre la institucionalidad. Todavía no es demasiado tarde para rectificar.