Se regodean en su maldad y son como niño malcriado

Se regodean en su maldad y son como niño malcriado

Se regodean en su maldad y son como niño malcriado

Rafael Ramírez Ferreira

Porque: “Ya tanto tu virtud exteriorizas,

que a fuerza de pudor, escandalizas”

Por: Rafael R. Ramírez Ferreira

Sin el fundamento de la verdad,

no hay obra maestra; la base de

las grandes cosas es la moral;

sin la verdad, la moral no existe.

Juan Montalvo.-

Otro escándalo desproporcionado y extorsionador, que, como otros tantos, apenas duró setenta y dos horas, como mucho, en la palestra. Su comportamiento es muy parecido a la anécdota de aquel juez, que del mismo papel que condenó a uno por adulterio, corto un pedazo de ese papel y con la misma pluma, le escribió un mensaje a la mujer de su colega. Algo parecido a estos supuestos o reales representantes de todos, principalmente de los pobres, por los cuales claman que luchan, pero que solo lo hacen cuando necesitan agenciarse un voto y reparten dadivas extraídas del erario o de fuentes de dudosa procedencia, todo con el propósito de hacerse los buenos, más luego, se regodean como Torquemada cada vez que enviaba algún infeliz a la hoguera. Crueldad y fanatismo, así de verdugos se comportan la mayoría de ellos.

Son desconsiderados, y, en gran parte, desubicados socialmente, engreídos, que al subir súbitamente de lo más bajo de la sociedad y del tigueraje barrial, se consideran a sí mismos, como “honorables”, llegando al colmo de pavonearse cual si fuesen pavos reales.

Aunque lo real es, que, en la cotidianidad, solo han convertido su mal ejemplo, en una norma para todos que les gusta o se han acostumbrado a pasarle por encima a todo lo que signifique dignidad, moralidad o sacrificio por la Nación, y, parece, que su leit motiv, solo es importante el oropel y el egocentrismo. En tanto, estamos como un manómetro, contando las horas y los días en que este pueblo le ponga un alto a todas estas indelicadezas de los “honorables” abusivos, que más bien parecen pequeños señores feudales, reclamando para sí, lo que no procuran para otros.

Quisieron, en su última obra, hacer “cundir el pánico”, si por osadía, la gran mayoría del pueblo proseguía con el reclamo de quitarles sus prebendas ominosas, como el famoso “Cofrecito” o “Barrilito” tan preciado por ellos, y que, para asignárselos, se valieron del poder que el pueblo le confirió para legislar y sin embargo, lo hicieron para beneficio de ellos mismos, tratando de encubrirlos con fantasiosas ideas altruistas por parte de ellos, donde se hace imposible distinguir entre los hechos empíricos y los que solo son producto de su mente fantasiosa, pero, que, en realidad, lo que han armado, es un abusivo chantaje, como el niño malcriado, si me quitan el caramelo, lloro. Donde por demás, el trabajo para el cual han sido elegidos, lo han convertido en una real pejiguera.

Deseaba continuar con este tema, pero me come las entrañas otro muy parecido, pero antes de, quisiera decirles a estos “honorables”, un viejo refrán de la cultura Irlandesa cuando quieren desearle buena suerte a una persona; “que el viento te dé siempre en la espalda”, a sabiendas, de que lo que deseo, es todo lo contrario, porque sé que ya para este pueblo, no todo sigue siendo blanco o negro, que la fuerza de voluntad se despertó y fueron los mismos políticos, quienes con sus acciones, lo han sacado de ese letargo cívico y de valentía que será difícil de volver a postrar, porque, “jamás la luz de una vela resulta tan bella como cuando empieza a chisporrotear y tan solo a un loco, se le ocurriría tratar de apagarla”.

No podemos, sin importar la campaña que estos señores -solo o en conjunto, como jauría- emprendan, ya está bueno de mantenernos de manera contemplativa ante estas grotescas y esperpénticas payasadas a la que nos han acostumbrado estos “honorables” -salvo ligeras excepciones- y que, con o sin presión, deberán de cambiar. ¡Sí señor!