El comunicado de Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Américanos (OEA), sobre la situación en Haití, suena más a un acto de desahogo que a una acción diplomática.
Describe con claridad lo que todos saben: más de 20 años de intervención en Haití no ha ayudado a resolver ni uno solo de los problemas y en la actualidad ese país está mucho peor que antes de la intervención.
Se habla mucho de la corrupción de los haitianos, pero la corrupción de los interventores la supera con creces, pero esa anda señoriándose en los países desarrollados.
La crisis en Haití supera el peor de los escenarios del imaginario dominicano y Almagro lo sabe porque la misma ha sido documentada en numerosos partes diplomáticos.
El secretario general de la OEA sabe que con ese pronunciamiento se la juega porque pone la mira en los principales donantes de ese organismo, pero realmente la situación no es para menos.
