¿Se puede borrar la Historia?

¿Se puede borrar la Historia?

¿Se puede borrar la Historia?

El pasado 19 de marzo se conmemoró un aniversario más de la decisiva batalla de Azua, primer choque armado entre la naciente República Dominicana y las fuerzas de ocupación haitianas, que sirvió, no solo para reafirmar los propósitos de constituirnos en un Estado soberano, sino también para demostrar que contábamos con la voluntad y la determinación para hacerlo, a pesar de las precariedades que nos aquejaban.

Como en cada ocasión conmemorativa, y especialmente cuando se trata de efemérides patrióticas, como es el caso de la Batalla del 19 de Marzo, la Presidencia de la República publicó esta vez un Mensaje institucional en el que se destaca la importancia de la fecha y se rinden loas a los patriotas que se distinguieron por su valor y patriotismo en la susodicha contienda.

Llamó tristemente la atención, esta vez, que hubo mezquindad o ignorancia de parte del funcionario a quien le tocó redactar el Mensaje Presidencial, pues menciona y rinde tributo a una docena de patriotas (merecedores, por cierto, de tal mención), pero ignora por completo al héroe principal de la gesta, que lo fue el general Pedro Santana.

El hecho de que Santana, años después, arriara la Bandera Nacional e izara un pabellón extranjero, cometiendo así un incalificable error de lesa patria, no le resta méritos para que se le reconozca como una respetable espada libertadora. Tratar así de borrar la Historia no es digno. Equivale a narrar el episodio del trabucazo de Febrero sin mencionar a Mella, o La Trinitaria sin Duarte, o la Restauración sin Luperón.

Más respeto por la Historia, señores funcionarios palaciegos.



El Día

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