Parecerá exagerado el título de la columna de hoy, pero lo cierto es que ya prácticamente ha volado el primer mes y, como quien dice, todavía no hemos comenzado a trabajar.
Es que son muchos, demasiados, los días feriados que contempla nuestro calendario oficial. Y la cosa se complica más todavía con la moda de mudar los días de fiesta de un lado para otro, dizque para eficientizar la productividad del país.
Pero ahí está la muestra: Enero se ha escapado sin pena ni gloria.
Nadie me va a hacer caso, pero voy a decir aquí, una vez más, que una nación como la República Dominicana, que tiene pendiente una agenda tan atrasada en relación con el resto de los países del mundo, no debe permitirse el lujo de observar tantos días no laborables, días en los cuales se paraliza toda la producción, a cambio de nada.
Mi propuesta es que se supriman todos los feriados, excepto los 52 domingos del año, más el 27 de febrero, el 16 de agosto y el día de Año Nuevo. Y si alguna de estas fechas cae en domingo, ¡mejor!
Le regalo esta idea a cualquier legislador que la quiera hacer suya. Pero que lo haga pronto, antes de que se nos vaya el año pensándolo.