Entendemos que la intención de la Suprema Corte de Justicia puede ser sana, pero la erradicación de un mal no debe justificar la comisión de un mal mayor.
Es como si a un paciente se le decapitara para quitarle el dolor de cabeza.
El documento sobre protección de datos dado a conocer por el Poder Judicial va mucho más allá de lo que se pretende y además le confiere atribuciones a la Suprema Corte de Justicia que la Constitución no le atribuye.
Convertir en innominados los procesos y decisiones judiciales contraviene otros derechos, como los de información, libertad de prensa y publicidad de los juicios, aunque se diga que se quiere proteger otro derecho.
El documento emitido a nombre del Poder Judicial pretende decirle a la gente que no tiene derecho de saber quién es procesado o condenado por violación, corrupción, narcotráfico, pedofilia, homicidio, robo, fraude y cualesquiera otros ilícitos como estos.
Pero también intenta conferirle a la Suprema Corte de Justicia el poder de decidir cuándo se mantiene lo innominado y cuando no, lo cual sobrepasa sus atribuciones.
La motivación para este mamotreto podrá estar bien intencionada, pero no podemos permitirnos adornar con flores el camino del infierno.
