Santo Domingo: Un camino de obstáculos para personas con discapacidad
SANTO DOMINGO.- Transitar por las calles y aceras de Santo Domingo a menudo se convierte en una ardua prueba para cualquier peatón, una dificultad que se agudiza para las personas con discapacidad visual o motora. La razón: numerosas vías carecen de las condiciones óptimas que garanticen su desplazamiento con libertad y seguridad.
Obstáculos como basura acumulada, aceras levantadas u ocupadas por negocios, vehículos estacionados incorrectamente, baches, hoyos y desniveles imprevistos se suman a la falta de infraestructura accesible.
Rampas inexistentes o inadecuadas, transporte no adaptado y paradas carentes de las facilidades necesarias son una constante en el panorama urbano.

Julio Peguero, de 60 años, residente en la transitada avenida V Centenario y quien perdió la visión a causa del glaucoma, relata la odisea diaria que enfrenta al intentar caminar por las aceras. «Tengo que hacer malabares para evitar la basura y las aguas sucias que brotan del sistema cloacal colapsado en la zona. Además, no hay rampas que me permitan acceder fácilmente», lamenta.
Más obstáculos
La frustración es palpable en las palabras de Pedro Morales, un no vidente de 74 años, residente en el sector de Villas Agrícolas. «Tenemos un gran inconveniente en las calles de la Capital. La falta de ayuda y sensibilidad de las personas, los talleres y los diversos obstáculos es terrible. Hacen falta muchas rampas; es imposible transitar tanto por la acera como por la calle», afirma con pesar, recordando las dos caídas que ha sufrido a causa de los peligrosos hoyos en las aceras.
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Ambos encuentran un espacio de aprendizaje y apoyo en la Fundación Dominicana de Ciegos, donde se les enseña el uso del bastón, el desplazamiento autónomo y diversos oficios, incluyendo tecnología. Sin embargo, en las inmediaciones de la fundación, la realidad es preocupante. Un bache de agua contaminada y varios montones de basura «adornan» la acera que los estudiantes deben transitar para llegar a la institución. A poca distancia, un puente peatonal sin rampa interrumpe su camino.

«Tenemos que cruzar el elevado para luego encontrarnos con aceras estrechas a las que, además, les hicieron una especie de jardineras. A esto se suma el grave problema de las cloacas. Nosotros somos personas vulnerables y a veces hasta tenemos que pisar heces fecales, sin contar el basurero que encontramos en el camino», expresa con indignación Daniel Antonio Matos Gómez, quien también perdió la visión por glaucoma.
Pocas rampas y en zonas céntricas
Si bien reconocen la construcción de algunas rampas, señalan que estas se concentran en zonas exclusivas. «Hay rampas, pero eso es muy exclusivo, principalmente en zonas donde hay gente de poder adquisitivo. Y las hacen con un criterio que dificulta su uso incluso para las personas con sillas de ruedas. No las construyen pensando en facilitar el acceso y la movilidad», critica Mario Emilio Jiménez, residente en el sector de Los Mina.

Avance en materia de movilidad, pero un falta
Pedro Pablo Polanco Solano, quien vive con una discapacidad físico-motora producto de una caída hace 19 años, considera que, aunque República Dominicana ha avanzado en materia de movilidad para personas con discapacidad, aún queda mucho por hacer.

«A pesar de que nos ha tocado vivir un tema con muchas barreras, no solo para caminar y movilizarnos, sino también a la hora de que se reconozcan nuestros derechos, se ha estado avanzando en lo que tiene que ver con los espacios públicos. Sin embargo, hay que seguir trabajando mucho en eso, coordinando con los representantes de los gobiernos locales para que eviten que los ciudadanos ocupen los espacios públicos con actividades ajenas a la movilidad», añade.
Erasmo Mañón Henríquez, instructor en Orientación y Movilidad de la Fundación Dominicana de Ciegos, subraya que al menos el 15% de la población dominicana tiene alguna discapacidad y enfrentan innumerables barreras desde que sale de sus hogares, principalmente obstáculos de accesibilidad en las vías públicas.

«A veces tengo que hacer malabares con mis estudiantes para que puedan acceder al edificio de la fundación durante las prácticas de movilidad. Son muchos los factores que hay que trabajar, y las autoridades deben entender que el problema de la accesibilidad es universal, es para todos por igual», enfatiza.
Otro tema que afecta a las personas con discapacidad es el transporte público, cuyos vehículos carecen de rampas, y algunos conductores muestran reticencia a recoger a estos ciudadanos, argumentando pérdidas de tiempo.
De acuerdo al X Censo Nacional de Población y Vivienda de 2022, en República Dominicana hay 478,300 personas con discapacidad de 5 años y más, de las cuales 39,032 residen en el Distrito Nacional y 109,879 en la provincia Santo Domingo.
Pasos importantes
A pesar de que los espacios de accesibilidad aún presentan barreras significativas, se han dado pasos importantes, y algunas alcaldías han comenzado a tomar medidas. Además, se construyen nuevos proyectos considerando este aspecto desde sus inicios.
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Alma Ferrera, encargada interina del Departamento de Accesibilidad Universal del Consejo Nacional de Discapacidad (Conadis), reconoce que, en cuanto a espacios públicos, edificaciones, transporte y comunicación, aún queda mucho por hacer. No obstante, destaca una creciente sensibilización en la población y la promoción de iniciativas de inclusión.
«Aunque el avance es lento, hay señales de cambio positivo», expresa, mencionando adecuaciones realizadas en cruces importantes como la avenida 27 de Febrero con Máximo Gómez, esta misma con John F. Kennedy y varios puntos de la avenida Abraham Lincoln, entre otros.

«Pero estos casos son excepcionales. Hablamos de solo algunas intersecciones dentro de una ciudad que tiene cientos de calles y aceras que necesitan ajustes», puntualiza Ferrera.
La funcionaria de Conadis insiste en que las personas con discapacidad deben tener las mismas oportunidades que cualquier otro ciudadano: llegar a su trabajo, ir al médico, disfrutar de un parque o simplemente realizar diligencias. «Y para eso, no solo el edificio debe ser accesible, sino también todo su entorno».
Inclusión de las personas con discapacidad
Indicó que una de las principales exigencias del CONADIS es que las instituciones responsables integren políticas para la inclusión de las personas con discapacidad y asignen un presupuesto específico para adaptar los espacios urbanos y las edificaciones, tanto públicas como privadas de uso público, tomando en cuenta las normas de accesibilidad.
Actualmente, el CONADIS desarrolla un Plan Nacional de Inclusión y Accesibilidad que se basa en lo establecido en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y la Ley 5-13 sobre Discapacidad, el cual busca que las instituciones del Estado asuman su rol y se comprometan a aplicar los principios de accesibilidad que establece la ley.
“La idea es que esto impulse un cambio real y sostenible en la infraestructura pública del país, haciendo que cada espacio se piense y se adapte para todos, sin excluir a nadie”, concluye.
La movilidad y la accesibilidad son fundamentales para la inclusión social, por lo que se hace necesario mejorar la infraestructura e implementar soluciones accesibles para garantizar la seguridad y que cada persona pueda desplazarse con libertad y dignidad.
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