San Pedro de Macorís, vista como una urbe modernista

San Pedro de Macorís, vista como una urbe modernista

San Pedro de Macorís, vista como una  urbe modernista

En el desarrollo de San Pedro de Macorís existieron zonas residenciales en donde la vivienda estaba constituida por una arquitectura rodeada de pequeños jardines, a la manera de las villas tradicionales europeas.

Las tipologías arquitectónicas que se desarrollaron fueron la vernácula tradicional, en donde se nota el avance de las influencias inglesas y francesas, del periodo victoriano caribeño. El estilo neoclásico internacional, siguiendo el estilo llamado modernista o Art Noveau y las manifestaciones del Art Deco o periodo de las artes decorativas.

Maestros

Dentro del tejido urbano se destacan las ornamentadas arquitecturas modernistas catalanas, introducidas por los notables maestros Jaime Malla, Turull y Domenech.

Los detalles arquitectónicos más importantes de la ciudad están constituidos por las torres urbanas, como el campanario de la catedral de San Pedro Apóstol, la torre-observatorio del cuerpo de bomberos civiles y la más audaz por encontrarse en voladizo que es la torre angular del edificio Morey que originalmente fue el Gran Hotel Savoy.

El valor de la madera

En la ciudad se destaca también lo que queda de la arquitectura en madera, que fue realizada entre finales del siglo XIX y comienzos del XX.


La arquitectura tradicional vernácula dominicana, Barrio de la Aurora se enriquece con la aportación de las galerías frontales, que tienden a ensancharse, hasta producir amplias logias para estar en el verano. El rectángulo tradicional vernáculo se enriquece con cuerpos y anticuerpos, algunos poligonales, procedentes del estilo victoriano y angloantillano. Recibe, asimismo, detalles ornamentales del mismo periodo, en barandales, antepechos, entablamentos, puertas, ventanas y lucernarios.

Riqueza ornamental

Algunos de estos prototipos se realizaron también en hormigón armado, el material preferido en la ciudad.

Dentro de la arquitectura modernista se destaca la gran riqueza ornamental producida con moldes metálicos, donde se vaciaba el hormigón. Algunas de estas son verdaderas obras de arte.

Son del mismo periodo, los mosaicos hidráulicos, realizados con cemento coloreado, con preciosos diseños, utilizados como pavimento en la mayoría de las obras. El maestro Turull fue el primero en instalar una factoría de piezas prefabricadas.

Aire victoriano

El eclecticismo propio del último momento victoriano se manifestó en la ciudad en los primeros cuarenta años del siglo XX, nos presenta arquitecturas inspiradas en el estilo mozárabe y el neoclásico, con un repertorio de columnas, frontones y molduras, a lo que se suman guirnaldas floreadas a modo de frisos y antepechos. Los lucernarios sobre puertas y ventanas se realizaron en hormigón calado, para permitir el paso de la brisa y de la luz solar. Los motivos zoomorfos y antropomorfos son abundantes en todo el tejido urbano.

Cualquiera de estos elementos sería, hoy, pieza de museo. Son tan extraordinarios que se difumina el límite entre escultura y arquitectura.

Superposición

Las artes decorativas introdujeron la superposición de diversos planos de formas geométricas, produciendo superficies contrastantes de luz y sombra. Son volúmenes puros donde el antepecho proyecta cuerpos en saledizo y a veces en voladizo, con formas geométricas superpuestas.

—Art Deco
Con el Art Deco se introdujeron las grandes superficies acristaladas, aprovechadas para las exhibiciones comerciales de la época.

Autores: * MARÍA CRISTINA DE CARÍAS, CÉSAR IVÁN FERIS IGLESIAS y CÉSAR LANGA FERREIRA.



El Día

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