San Cristóbal: «Mi pueblo ya no es mi pueblo»
En los últimos tiempos nuestro municipio de San Cristóbal ha crecido, y no precisamente en términos educativos. En las calles y sectores tradicionales, en donde pasé mi niñez y adolescencia, se podía vivir en familia y en total sosiego, pero hoy es todo lo contrario: esas zonas se han convertido en centros de negocios y de diversión.
Hemos perdido espacios estratégicos para la protección de nuestra sociedad, lugares que son ideales para la construcción de centros educativos y de recreación familiar.
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Hoy los sancristobalenses estamos consternados, absortos y sumergidos en hechos antisociales que nos mantienen en temor .
Lo que antes se constituía en un asombro ya no lo es. Los periódicos tanto los de de circulación nacional como los locales narran los constantes males que nos afectan, describen los robos, asesinatos y quejas por la dejadez de las autoridades.
Muchos han optado por abandonar la ciudad, otros se han visto obligados a vender sus casas construidas en las principales avenidas como la Constitución y la Padre Ayala, al ver cómo han sido arropados por el “desarrollo”.
Cómo anhelo caminar las calles tranquilas, sin bullicio que ahora caracteriza a las principales vías de la cuna de nuestra Constitución.
Acaso no nos damos cuenta que poco a poco las buenas costumbres de nuestra ciudad, llena de gente dignos y valiosa, no solamente se han ido perdiendo, sino que han sido reemplazadas por la delincuencia. Hay una falta de carácter y de visión de nuestras autoridades municipales y nacionales que contribuyen al deterioro de San Cristóbal.
Lo que escribimos sobre San Cristóbal es más que palpable, vea, diríjase, camine por las principales calles, observe los letreros de “se vende” y podrá divisar que justo al lado o en medio de la casa en venta habrá un centro de negocios, un «drink» o una discoteca.
Sea usted el jurado, diríjase al parque central de San Cristóbal o al mercado municipal y dígame qué ve.
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