Miembros del Cuerpo de Bomberos de San Cristóbal han pasado días de mucho trabajo tras la tragedia. Elieser tapia
Santo Domingo.-El sudor y el cansancio se observaban en sus caras. Llevaban cuatro días trabajando en la zona de la explosión en San Cristóbal; con pocas horas de descanso, pero con unas ganas inmensas de ayudar en medio del desastre.
Se trata de los hombres y mujeres de los organismos de socorro que han trabajado sofocando el incendio y recuperando las víctimas de la zona donde ocurrió la tragedia que ha llevado luto a las familias de esa provincia sureña.
Y es que salvar vidas es el sentimiento que comparten los que, por vocación, realizan esta labor humanitaria que los rebasa, pues en muchos casos, ponen también sus vidas en riesgo en la búsqueda de protección cuando pasan desastres como incendios, inundaciones y otros tipos de siniestros.
José Alberto de Paula es un joven, que con apenas 20 años de edad, quiso pertenecer al Cuerpo de Bomberos de San Cristóbal, pero en su corto tiempo sirviendo a la organización nunca pensó vería una tragedia como esta, que cobrara la vida de tantas personas.
“Esto fue algo muy grande. Estoy desde el primer día colaborando; yo vine a descansar ayer (miércoles) y regresé hoy (jueves) a seguir trabajando”, expresó De Paula a reporteros de EL DÍA, al indicar la tristeza y el dolor que sentía al ver tantas víctimas por la explosión que afectó su pueblo.
Calma en medio caos
Sin embargo, la fortaleza y mantener la calma en estas situaciones es algo que aprenden mientras se capacitan y entrenan para realizar esta labor tan loable, digna de admiración y por amor a la humanidad.
Durante toda la mañana, a pesar de que ya no había fuego que sofocar, los miembros de los diferentes organismos de socorro permanecían como el primer día trabajando en la remoción de escombros, por lo que el agotamiento en muchos de ellos era evidente.
Poco descanso
Miguel Ángel Puello es otro de los bomberos que trabaja desde el día que inició el incendio. De hecho, al conversar con los reporteros de este medio, se podía escuchar la dificultad que tenía para hablar debido al humo que había inhalado en estos cuatro días.
Explicó que ha tenido descansos de alrededor de tres horas para regresar a la zona cero, esa área comercial, donde nueve edificaciones resultaron afectadas y cuatro totalmente destruidas.
Puello lleva ya tres años como bombero y expresó que la satisfacción del trabajo que realiza, aunque requiere de mucha fuerza, lo hace con gusto y amor.
Difícil para todos
“Esto ha sido una situación muy difícil para la comunidad, los civiles, nosotros los bomberos, todas las autoridades… así como nos ven trabajando estamos también preocupados, lo único es que nosotros debemos mantener la calma”, sostuvo Yamilka Santos, miembro de la brigada femenil del referido cuerpo de bomberos, al destacar que no pueden desesperarse para no transmitirlo a los demás.
Santos explicó que desde el lunes están sin receso, pero no se arrepienten de servir para ayudar a otros.
Manifestó que lo más difícil han sido las pérdidas humanas, porque lo material se consigue, pero las vidas son irreparables.
Los rescatistas explicaron que también tienen que lidiar con la preocupación de sus familias cuando salen a realizar esas labores por el peligro que implica.
La explosión ocurrió el lunes pasadas las 3:00 de la tarde, afectando una empresa textil, agroveterinaria, entre otras.
Muestra de empatía
— Nada les ha faltado
La solidaridad de los comunitarios sigue reflejándose en medio de la tragedia. Así se ven personas llevando café, agua, jugos y alimentos a los policías, guardias, rescatistas y todos los curiosos que se mantienen en los alrededores.