Un reordenamiento interno del capitalismo norteamericano comienza a gestarse, por un lado como consecuencia de la pérdida de competitividad, debido a su más elevada estructura de costos (salarios), heredada del estado del bienestar de la posguerra, y por otro lado por una comparativamente menor productividad en determinados procesos industriales con Europa y Japón.
Como resultado de esto el nivel de la tasa general de ganancias empezó a declinar.
Hacia finales de 2005 más de 50 mil empresas norteamericanas habían emigrado del país provocando consecuentemente una disminución en la generación de plusvalía en la economía real, elemento clave en el proceso de acumulación y reproducción del capital.
A pesar de que esta aún conservaba un peso muy importante en la economía norteamericana, en general “La crisis de rentabilidad que vivió el sistema capitalista durante la década de los setenta… determinó la vuelta a la hegemonía del capital financiero tras el espejismo keynesiano” (Ignacio Alvarez “La cara oculta de la nueva Economía…”).
Este proceso de financiarización y de tercerización que experimentó el capitalismo norteamericano desde la década de los ochenta, caminaba de la mano de la implementación de un conjunto de políticas desregulatorias a nivel general pero con mayor repercusión en el sector financiero, que alimentaron la aparición de dos poderosas burbujas.
Ambos fenómenos estaban muy relacionados con la tendencia a la baja en la tasa de ganancia. Situación que se mantuvo así hasta finales de los setentas, con un una ligera mejoría en la siguiente década producto del estancamiento de los salarios y por las masivas inversiones de carácter especulativo que se efectuaban en el “floreciente” sector bancario y que provenían de todos los rincones del mundo.
La llamada crisis de las subprime o burbuja inmobiliaria, como erróneamente se le llamó a la gran recesión, que hundió a la economía norteamericana, y poco tiempo después a la economía mundial, en una profunda contracción, fue objeto del segundo gran salvamento del capitalismo del propio capitalismo, así como de la segunda gran debacle de los fundamentos de la teoría clásica, predominante hasta ese momento, acerca de los mercados autorregulados por la “mano invisible”.
El Gobierno norteamericano y otros gobiernos del primer mundo armaron paquetes de rescate desde sus respectivos Bancos Centrales para salvar a los grandes bancos en problemas y a otras grandes compañías no financieras también. Mientras tanto millones de personas perdieron sus viviendas y cayeron en la pobreza a ambos lados del atlántico.
El tercer y último gran rescate de los capitalistas ha sido el más grande en toda la historia del capitalismo norteamericano.
Con la pandemia de fondo, las economías del capitalismo del centro entran en una fase de profunda depresión. EEUU se convierte en el epicentro de la coronacrisis y de la crisis económica en sí. Con 4.85 millones contagiados y 159 mil fallecimientos, el impacto sobre el empleo y el producto (más de 30 millones desempleados y un retroceso anual de un 32,9% del PBI en el segundo trimestre del 2020) pone a tambalear a una economía que no se había recuperado aún de la última crisis del 2007.
Los primeros en tambalear fueron los bancos a los que la “mano visible” de la FED rescató, a través de la compra activos por valor de 700 mil millones de dólares y por la rebaja de la tasa de interés a un rango de 0 a 0.25%, en tanto que a finales de ese mismo mes el congreso norteamericano aprobaba un estímulo de 2 trillones de dólares. Solo para grandes empresas, como la Boeing, les fueron asignados 500 mil millones.
En estos momentos en el congreso de EEUU se discute el monto del próximo “estímulo”, que entre otras “minucias”, incluiría otra rebaja de impuestos al capital, condición impuesta por Trump, para aprobar cualquier ayuda a los trabajadores. Se estima que este paquete andaría por los 2 trillones de dólares nuevamente.
La Unión Europea por su parte acaba de aprobar 850 millones de Euros en calidad de ayuda y préstamos a los Estados.
Todo esto para salvar al capitalismo de una de las crisis más difíciles y complejas de toda su historia, por lo demás provocada por los propios capitalistas y el neoliberalismo que tanto los benefició a costa de una mayor desigualdad y pobreza entre los trabajadores.