Salvador Pérez Martínez: teatro hace bondadosos intérpretes

Salvador Pérez Martínez: el teatro hace bondadosos a sus intérpretes

Salvador Pérez Martínez: el teatro hace bondadosos a sus intérpretes

Por: José Rafael Sosa

De baja estatura, un pelo blanco que inspira respeto de voz timbrada y firme este hombre posiblemente sea el más consistente y longevo gestor del teatro en el país.

Él nos dice: “He sido dichoso. He vivido de lo que me gusta y me realiza: el teatro. Me siento tranquilo y satisfecho. Quien hace teatro, por el efecto del oficio, se transforma en una persona bondadosa.”, quien habla de esta forma es Salvador Pérez Martínez, historia viva del teatro dominicano.

Tiene 95 años de edad, de los cuales 75 los ha dedicado al arte de su vida, el que emana desde la escena, sea desde las cómodas salas de Santo Domingo, o en los pueblitos del interior: iglesias, escuelas o alcaldía, donde fuera posible hacer teatro para pobladores que nunca antes disfrutaron del vínculo casi mágico entre actores y público. Puede que los jóvenes de hoy hayan escuchado recientemente el nombre de Salvador Pérez Martínez por la dedicatoria del Centro Cultural Banreservas en la III Temporada de Teatro Banreservas 2024, recién finalizada.

Pérez Martínez es un ser de excepción. Es un artista de larguísima trayectoria y que, ha vivido y visto transcurrir la escena dominicana, en todas sus expresiones. Es testigo protagonista de esa historia. Es actor, director y maestro formador de actores de cinco generaciones.

De baja estatura, un pelo blanco que inspira respeto de voz timbrada y firme (como corresponde a un declamador de primera línea) este hombre posiblemente sea el más consistente y longevo gestor del teatro en el país.

En 1974 nace el Teatro Rodante La Carreta, integrado por estudiantes de teatro, dirigidos por Pérez Martínez, que llevaba obras a obras a los públicos juveniles y escolares de localidades provinciales y alejados de la capital. Así, centenares, miles de jóvenes dominicanos de poblados de provincia, disfrutaron de su primera presentación teatral.

En 1946, el maestro español Emilio Aparicio, nacido en Madrid el cinco de abril de 1908, llegado al país como parte de los refugiados que escapaban de la Guerra Civil Española, fue solicitado por Trujillo para que fundara el “Teatro Escuela de Arte Nacional” que luego sería Escuela de Bellas Artes, en sus diversas especialidades.

El Pera durante su actuación en Este Cura, comedia social del dramaturgo español Alfonso Paso, en el Palacio de Bellas Artes.

La vida en el teatro de El Pera, se inicia en ese año 1946, en la Escuela de Arte Escénico recién fundada, pero engañando a su padre de crianza quien se oponía a que estudiara teatro “porque eso no es para hombres” por lo cual comenzó como asistente de Aparicio, el director, pero se quedaba de lo oyente a las clases.

Se unió al proyecto con el trabajo de inscribir a los aspirantes, pero se insertó como oyente en la Escuela de Arte Escénico al punto de que Aparicio, que lo consideró un alumno aventajado y lo puso a dar clases. Aparicio, quien le enseñó mucho y le pedía que compartiera sus habilidades aprendidas con los estudiantes de la escuela.

La primera obra importante en que participó fue Otra vez en diablo, en 1954, pero con tan terrible suerte que producto de un chisme entre militares (que creyeron que era una obra contra Trujillo) que, metieron presos los actores y deportaron al director un cubano español llamado José de San Antón. En esa obra El Pera hizo su primer papel importante.

Es un actor que ha actuado en las obras Este Cura (Alfonso Paso), La Farsa y justicia del Señor Corregidor (Alejandro Casona), Don Gil de las calzas verdes, (Tirso de Molina), Arsénico y encaje antiguo, (Joseph Otto Kesselring), Vacaciones en el cielo, (Manuel Rueda), Pirámide 179 (Máximo Avilés Blonda), Ojalá hoy fuera ayer y Se busca un hombre honesto (Franklin Domínguez), La torta de alarma (Facundo Manuel), La cueva de Salamanca, Entre llamas”, Tribunal de confiscaciones, por solo citar una parte de los montajes.

Público asistente a una presentación de Teatro Rodante, en Pedernales. Foto del archivo del artista.
Como profesor formó una camada de actores: Ramón Colombo Joseph Cáceres, Rafael Villalona, Delta Soto, Fernando Cristóforis, Jaime Lucero, Francisco Álvarez Castellanos, Lincoln López, Ángel Herrera, Rossy Vélez, Delta Soto, María Castillo y Eladio Uribe, entre muchos otros que se escapan a la memoria del instante presente, y recuerdo que todos que se destacaron en el teatro. Algunos se fueron luego hacia la comunicación.

En 1974 fue el montaje de Este Cura, de Alfonso Paso, el cual era un personaje difícil por los matices dramáticos que cursa. El cura era amigo de un alcalde, a pesar de que era un ser injusto y cruel y que como sacerdote responsable tenía que defender a los campesinos. El elenco estaba integrado por Rafael Díaz, (alcalde), José Cabrera, (El médico, Olguita Félix (hermana del cura), Belkis Sánchez, Roberto Salcedo, (hijo del alcalde).

“Esa obra sirvió para romper la barrera de los militares con el teatro, ya que entre estos primaba una ojeriza contra toda presentación de jóvenes en escenario.

A partir de este cura, los militares de la época de los doce años de Balaguer dejaron de reprimir a los actores cuando presentaban una obra en los pueblos y ciudades, como hicieron muchas veces con Giovanny Cruz”, afirma en confianza.

El panel que analizó la obra teatral de Salvador Pérez Martínez, quien aparece de espaldas en primera fila a la izquierda.

Al evaluar el teatro dominicano hoy dice que es medianamente bueno, con notables talentos y actores extraordinarios, entre los que cita, entre los hombres, a Manuel Chapuseaux, Irving Alberti, Pepe Sierra, Vicente Santos, María Castillo, Carlota Carretero, Naslha Bogaert, Judith Rodriguez y Francis Cruz, Richardson Diaz, entre muchos otros que no cita para no hacer larga la relación. Pero insiste en que se puede hacer mucho mejor teatro.

“El teatro de antes y el de ahora, tiene la dificultad de que demanda entrega total durante meses de ensayo, para presentar una obra en un limitado número de funciones y recibir una paga que no corresponde al trabajo. El teatro no paga mucho. Entiendo que el teatro de ahora está entre lo medianamente bueno y lo impecablemente escénico. En muchos casos puede ser histriónicamente mucho mejor” afirma El Pera con una responsabilidad consciente de que sus criterios no agradarás a todo el mundo” dijo.

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