La OMS (Organización Mundial de la Salud) define la salud sexual: estado de bienestar físico, mental, emocional y social en relación con la sexualidad.
La salud sexual en la mujer es un aspecto integral del bienestar general que incluye varios componentes físicos, emocionales y sociales. Por lo que, tener una plena conciencia del estado de su cuerpo y mente, es importante para lograrla.
Aspectos necesarios son el autoconocimiento de su cuerpo. Entender el propio cuerpo y sus ciclos es fundamental para la salud sexual femenina. Conocer el ciclo menstrual, la anatomía y el funcionamiento de los órganos sexuales permite una mejor relación con el cuerpo y la sexualidad.
Conocer sobre salud reproductiva es vital. La salud sexual y la salud reproductiva están profundamente conectadas.
Esto incluye el acceso a métodos anticonceptivos seguros, la planificación familiar y los cuidados prenatales y posnatales. Además, la prevención de infecciones de transmisión sexual (ITS) es esencial para una vida sexual saludable.
La salud emocional y psicológica son claves, ya que factores como el estrés, la autoestima disminuida, las experiencias previas y las relaciones interpersonales afectan profundamente la sexualidad y la salud sexual.
Imprescindible son: las visitas al ginecólogo y otros médicos de ser necesario, una sana alimentación, adecuado descanso, calidad de pensamientos, una comunicación sexual y cotidiana abierta y respetuosa con su pareja.
Entrenarse para una intimidad placentera y lograr satisfacción sexual es parte del proceso para mantener la salud sexual de la mujer en buena y ojalá sea en óptima condición.