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Salto de Socoa, monumento natural a solo 50 minutos de Santo Domingo

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📷 Una de las vistas del atractivo turístico Salto de Socoa, ubicado en la provincia de Monte Plata. AGENCIA FOTO

Monte Plata.- Los alrededores de Santo Domingo están repletos de atractivos naturales que en ocasiones lucen oculto o poco conocidos, pese a la cercanía con el principal centro urbano del país.

El periodo de pandemia obligó a los dominicanos a mirar hacia el interior del país e ir más allá de los grandes hoteles o las playas, que son la principal ancla del turismo internacional. Ese tiempo que inició el 18 de marzo de 2020 cambió el nivel de valoración de la belleza de lo simple o redescubrir aquello que tenemos tan cerca.

La provincia Monte Plata, una de las que cuenta con el más bajo desarrollo económico, cuenta con grandes bellezas naturales, tanto así que ha sido bautizada como la ^Provincia Esmeralda` y otros han luchado para que sea reconocida en la práctica como provincia ecoturística.

Pero mientras se resuelven esos asuntos políticos y burocráticos, los moradores de Santo Domingo tienen en Monte Plata varios atractivos econturísticos hermosos, cercanos y económicos.
Para muestra un botón: el monumento natural “Salto de Socoa”, que exhibe una belleza única y crea una gran cantidad de balneario a solo 50 minutos de Santo Domingo (en vehículo), con un acceso fácil, seguro y cómodo.

El Salto de Socoa está a la orilla de la carretera Juan Pablo II (Santo Domingo-Samaná) a unos 15 kilómetros del segundo peaje con balnearios de aguas frescas y cristalinas, con un ambiente ideal para compartir en grupos familiares o de amigos.

La cascada

La cascada cae en un abrupto desnivel del río Socoa, creando una cortina de agua de unos 20 metros, que al reanudar su curso, en la parte baja, va dejando en su camino numerosos pequeños balnearios, ideales para mitigar el calor.

Está ubicado en medio del verdor del parque nacional Los Haitises, perteneciente al municipio Sabana Grande de Boyó y aunque está dentro de una propiedad privada, se permite el acceso con el pago de una muy económica cuota de 100 pesos, que a la vez incluye el estacionamiento vigilado.

Si va desde Santo Domingo, luego de cruzar el segundo peaje de la carretera Juan Pablo II, cuando se aproxime como al kilómetro 60 de la vía, a su mano derecha verá un letrero dándole la bienvenida al Salto Socoa. Ahí hará un leve giro a la derecha para incorporarse a una especie de camino marginal de la avenida, que lo llevará hasta la entrada del Salto en menos de cinco minutos.
Ambiente rural

En la entrada, de inmediato se ofrece una visual donde el ambiente rural predomina. Hay varios kioskos que sirven al vacacionista prepararse para tomar el sendero que lo llevará al Salto. En la misma área hay un pequeño establecimiento donde puedes comprar líquidos y otro donde venden comida, lo cual es parte de la experiencia del viaje.

Sin lujo alguno, doña Ramona Marte atiende su cocina rural, un fogón de leña donde prepara comida característica de los dominicanos (locrio, moro, arroz blanco, habichuelas, ensaladas) a solo 200 pesos el servicio.

Doña Ramona explica que al salto van muchos extranjeros y grupos de dominicanos que van en familia o en grupo de amigos, que bajan al Salto a pasar una tarde refrescante y en contacto con la naturaleza.

El sendero
Llegados a este punto, se ha preparado un sendero con escalones ecológicos que facilitan el recorrido final para llegar al Salto, alrededor de unos 500 metros.

Al término de la primera mitad del sendero se empieza a escuchar el rugir del agua que cae del salto para continuar su camino por el río Socoa.

Tan pronto se descubre la cortina de agua, el clima fresco y la visual del agua cristalina que se desplaza hacia la parte baja, chocando contra las piedras y formando una escalera de piscinas naturales que invitan a un chapuzón, el visitante se da cuenta que está realmente frente a un monumento natural.

Para disfrutar con mayor comodidad el baño debajo del Salto o en cualquiera de los balnearios que se van creando en el paso del río es recomendable usar calzados de agua, pues hay muchas rocas en el lecho que pueden provocar lesiones con alguna mala pisada.

De igual manera, en el balneario al pie del Salto hay varias sogas que marcan los límites para las personas que no saben nadar debido a la profundidad de las aguas en esos puntos.
Los nadadores diestros pueden cruzar el charco, que es relativamente corto, y mirar desde la parte trasera de la cortina de agua, un espectáculo inolvidable, pero sabiendo que está prohibido saltar desde el Salto también por razones de seguridad.
Es importante respetar las señalizaciones de seguridad para garantizar una estadía sin contratiempos.

Las “pozas”

Quienes van en familia o en grupo de amigos suelen preferir algunas de las “pozas” que se van sucediendo luego de la caída del Salto, que crean especies de piscinas naturales con islotes donde puede poner sus bultos, neveritas con sus bebidas y hasta algunas picaderas.

Comida por RD$200

En la zona está prohibido cocinar para evitar incendios forestales, pero sí se permite llevar comida cocinada.

La mayoría prefiere comer donde doña Ramona Marte, una mujer mulata rural conversadora y que se enorgullece decocinar con productos naturales y por solo 200 pesos el plato. Muchos se la encargan y ella se la manda hasta el río para que la gente pueda vivir la experiencia de comer al lado del agua, mientras el Salto ruge.

El menú no es muy diverso, porque se trata de algo rudimentario y sin un criterio comercial definido. Es más una oportunidad de completar la experiencia de la ruralidad que te brinda la provincia Monte Plata.

Etiquetas

José P. Monegro

Periodista dominicano. Director del Periódico El Día.

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