Salarios reales de los trabajadores dominicanos siguen estancados, según estudio

Salarios reales de los trabajadores dominicanos siguen estancados, según estudio

Salarios reales de los trabajadores dominicanos siguen estancados, según estudio

SANTO DOMINGO.- Los salarios reales de los trabajadores y trabajadoras dominicanas siguen estancados, al punto de que son inferiores a los salarios que se percibían en la década de los 90, de acuerdo a una investigación presentada este jueves  por la Fundación Juan Bosch.

“Radiografía del Trabajo ¿Trabajos dignos o empleos chatarras?”, cuyo objetivo es presentar una perspectiva real y actualizada de la situación salarial de los trabajadores y las trabajadoras en República Dominicana, es resultado de una investigación realizada por el economista Airon Fernández Gil y el cientista social Matías Bosch Carcuro, y contiene una actualización de un análisis anterior presentado el año pasado por la misma organización.

Precisamente, los investigadores explican que el estancamiento salarial ocurre mientras el trabajador dominicano aporta, año tras año, más producción, por lo que se mantiene y se amplía la brecha entre lo que el trabajador produce con su esfuerzo y sudor, y lo que gana. «Es un juego de suma cero donde sólo ganan los grandes empresarios», señalan.

Y es quela investigación actual examina los últimos datos disponibles del PIB, del mercado de trabajo y del costo de la canasta familiar para generar conclusiones fundadas sobre la realidad del empleo, los ingresos y la distribución de la riqueza que afecta a los empleados y empleadas en el país.

De hecho, otra conclusión importante es que, a diferencia de lo dicho en la rendición de cuentas presidencial, en realidad no se están creando 100 ni 120 mil empleos netos por año. Como se mostró, entre 2014 y 2017 se crearon 156,000 empleos por encima del aumento de la población económicamenteactiva (PEA), para un aumento promedio interanual de sólo 52,004 mil empleos netos.

Igualmente, en 2017 con respecto al 2016, se crearon 58,769 empleos netos sobre el crecimiento de la PEA.

«Esto sirve para explicar porqué la tasa de desempleo no se reduce significativamente, habiendo en la actualidad más de 600,000 dominicanos y dominicanas que buscan empleo o están disponibles para trabajar, y no lo consiguen», explican Bosch y Fernández.

La investigación también demuestra que no es cierto que se trate de la generación “de empleos cada vez más formalizados y con «más derechos” y “mejor remunerados” pues, los datos recopilados indican que el 47% del empleo creado entre 2014-2017 fue informal.

«Incluso en 2017 con respecto al 2016, dos tercios (67%) del empleo creado fue informal; y los empleos que se crean en la formalidad son mayoritariamente de baja calidad: poco productivos, no orientados a la creación de valor sino a la subsistencia y donde por lo general no se requiere mano de obra calificada, coherente con una matriz económica del Modelo Rentista, Improductivo, Importador y de Enclave», agregan en el estudio.

Igualmente, con relación a los salarios, se evidenció que los salarios pagados, sean que éstos se consideren como promedios, medianas o salarios mínimos legales, son muy bajos, salarios que en la gran mayoría de los casos ni siquiera alcanzan a cubrir la canasta familiar más baja.

Esto se manifiesta en que al menos la mitad de los dominicanos y dominicanas empleados en el sector formal (con contrato y seguridad social, que se suponen están bien) ganan menos de 13.757 pesos, estando por debajo del nivel básico de subsistencia.

Sobre este aspecto, la investigación demuestra que los salarios mínimos legales del sector formal de la economía merecen el nombre de “Microsalarios”, es decir que en general no alcanzan ni siquiera para la subsistencia mínima.
«Con este cuadro de precariedad y penuria laboral resulta muy cuesta arriba hablar de “convertirnos en un país de clase media», indican los autores del estudio.

En relación a la cantidad de puestos de trabajo que se crean, su bajo nivel productivo en sectores que no son generadores de valor ni bienestar, su grado de informalidad y los míseros salarios establecidos, reafirman una realidad de creación de “empleos chatarra” que -como la comida chatarra que llena, pero no alimenta ni nutre- son puestos donde los dominicanos pueden ser explotados y arañar migajas, pero no alcanzar prosperidad individual ni colectiva.



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