El esófago es el órgano que tiene como función transportar con sus movimientos el alimento desde la boca hasta el estómago, a través de una válvula llamada esfínter esofágico inferior (EEI) o “cardias” que actúa como un “check de plomería”, el cual permite el paso del alimento del esófago hasta el estómago e impide su regreso.
Cuando una persona se queja de tener hervores, acidez o la sensación de que los alimentos consumidos retroceden del estómago a la boca, pero sin náuseas, esto quiere decir que podría estar afectado por un reflujo gastroesofágico.
El doctor Jorge Alburquerque, gastroenterólogo y encargado de la Clínica de esófago y estómago del Centro de Diagnóstico Medicina Avanzada y Telemedicina (Cedimat), destaca que otro de los principales síntomas de esta afección es la pirosis (la sensación de quemadura que sube desde el estómago hasta la faringe, producida por la regurgitación o regreso de líquido estomacal cargado de ácido).
Esta sensación también puede estar acompañada de eructos frecuentes, hipo y salivación. “A este paso de sustancias nocivas como el ácido gástrico, la bilis o la pepsina, del estómago al esófago se le conoce como reflujo gastro-esofágico (RGE), un fenómeno que se presenta frecuentemente y que puede ser provocado por condiciones como la obesidad o el embarazo”, explica el especialista, quien tiene una subespecialidad en esofagología, rehabilitación esofágica y endoscopia gastrointestinal en la Unidad de Gastroenterología del Hospital General de la Ciudad de México.
La ingestión de medicamentos que relajan el EEI o “esfínter esofágico inferior” (antiespasmódicos, broncodilatadores para el asma, antidepresivos tricíclicos, sedantes para el insomnio, bloqueadores de los canales de calcio para la hipertensión arterial y anticonceptivos), la hernia hiatal o la hipotensión del EEI, así como enfermedades sistémicas como la esclerodermia, pueden provocar o servir como “detonante” de esta condición de salud.
El tratamiento
De acuerdo al especialista, para su tratamiento deben tomarse medidas higiénico dietéticas, como disminución de peso, dormir con la cabecera de la cama levantada, no acostarse antes de tres horas después de ingerir alimentos, abolir el uso del alcohol, café, comidas grasosas o muy condimentadas.
“Existen fármacos que manejados por su gastroenterólogo pueden ayudar a desaparecer o atenuar los síntomas, como los inhibidores de la bomba de protones, ranitidina, antiácidos o procinéticos”, comenta Alburquerque, quien destaca que sólo en casos necesarios se le plantea al paciente la cirugía anti-reflujo.
El reflujo gastroesofágico también puede presentar otros síntomas fuera del aparato digestivo, tales como: tos, dolor de garganta, ronquera, broncoespasmo y caries dentales.
El gastroenterólogo explica que, de no acudir a un médico a tiempo o no llevar las indicaciones de su tratamiento correctamente, las complicaciones más frecuentes e importantes del reflujo gastro-esofágico son la inflamación, el estrechamiento, la hemorragia, y el cáncer esofágico.
Para dar solución a esta afección, el Cedimat cuenta con una clínica para las enfermedades del esófago, dedicada al diagnóstico y tratamiento de las afecciones esofágicas como el RGE.
