Sabemos a que atenernos

Sabemos a que atenernos

Sabemos a que atenernos

Roberto Marcallé Abreu

Domingo, 6 de octubre, celebración de las “Primarias” en las que se escogerá el candidato presidencial del partido en el poder.

Quizás más que cualquier otro día u ocasión, es preciso hacer un alto, mirarse al espejo, preguntarse con toda honestidad: ¿dónde nos encontramos? ¿Qué futuro aguarda a tus hijos y a los míos, a nosotros mismos? ¿Qué se vislumbra en el horizonte?

Algunas respuestas a estos cuestionamientos se nos brindan en la encuesta Mark Penn/Stagwell. Citamos: Tres de cada cuatro ciudadanos considera que “la actual administración es más corrupta que cualquier otra”.

Esa convicción es compartida por el 58% de los miembros del partido oficial y por un 71% de quienes se manifestaron como “independientes”.

Para la mayoría de los encuestados (61%) “el país va por mal camino”. Esta preocupación generalizada nos obliga a pensar hasta dónde se extiende este malestar. Pasemos revista.

“La deforestación”, nos dice el experto ambiental Domingo Rodríguez, “arrasa de forma brutal con las áreas naturales, los bosques se pierden, se pierden las especies, se elimina la biodiversidad”.

La devastación inmisericorde de los recursos naturales alcanza niveles dramáticos. “Los ríos están contaminados debido a la basura y al vertido industrial de sustancias tóxicas”.

El economista Pedro Silverio compara el crecimiento económico y la deuda externa en el periodo 1992-2000 y en los momentos actuales. En el primero la economía dominicana creció a una tasa promedio de un 7%, “mientras los niveles de endeudamiento público se reducían en unos 300 millones de dólares”.

“Este desempeño contrasta notoriamente con lo ocurrido a lo largo del presente siglo y de los casi 30 mil millones que se han agregado a la deuda del sector público no financiero”.

La comunicadora Altagracia Ortiz llama la atención sobre el estado de salud del pueblo dominicano. Pacientes con infecciones respiratorias, asma y dengue llenan las salas de emergencia de los hospitales.

“Se han producido unas cincuenta muertes, pese a que las autoridades solo confirman 27”, dice.

Los centros no dan abasto para la gran cantidad de enfermos con fiebre, neumonía y afecciones de diversa naturaleza. La Dirección general de Epidemiología informa que hasta el momento se han registrado tres mil 233 casos de dengue.

El economista Arturo Jiménez Moya, alarmado ante la creciente depreciación del peso dominicano que sutilmente atribuye al escenario político advierte que “a nadie convienen pérdidas por razones ajenas al cuadro macroeconómico. Muchas y dolorosas son las consecuencias negativas.

Por ejemplo, el encarecimiento de las importaciones y el aumento de la deuda externa en dólares”.

A esta desdichada contabilidad debemos sumar los atracos, crímenes, robos, feminicidios, la masiva haitianización de la República Dominicana, el dispendio, el caos y los miles de muertos y lisiados de los accidentes de tránsito, el deficiente servicio de energía eléctrica y agua, la baja calidad de la enseñanza, el tráfico de drogas, la pérdida de los valores…

Es la inconcebible continuidad de este estado de cosas lo que se persigue.
“He ahí un candidato oficialista que se promueve como prolongación en el tiempo del presente ejercicio de Gobierno”, dice el editorialista del periódico “Hoy”.

“Un gigantismo pagado mayormente por los contribuyentes que logra supremacía por una oferta electoral apadrinada y dirigida por nutridos entes gubernamentales y asociados”, puntualiza.

Estas son algunas respuestas tentativas a las preguntas de dónde nos encontramos y hacia dónde nos dirigimos y qué futuro aguarda a nosotros y a nuestros hijos. Todos sabemos la verdad. Todos sabemos a qué atenernos.



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