
SANTO DOMINGO.-La división de un partido político es un hecho común, no importa su tamaño, su calidad ni el país en el que se desenvuelva.
En República Dominicana se han producido dos grandes divisiones en las dos primeras décadas del siglo XXI y en ambos casos han tenido como consecuencia el desastre electoral.
La última de estas fracturas afectó al Partido de la Liberación Dominicana y ahora, en diciembre, se cumple un año de su consolidación con la fundación de la Fuerza del Pueblo, que se fusionó con el Partido de los Trabajadores Dominicanos y superó los escollos legales que fueron interpuestos, tanto a la fusión como a las aspiraciones presidenciales de Leonel Fernández.
Hatuey De Camps, uno de los caballos de batalla del Partido Revolucionario Dominicano desde su ingreso al país en 1961, estuvo en el centro de la división de un partido gobernante que precedió en unos 15 años a la ruptura que se produjo en el PLD con Fernández en el ojo de la tormenta.
