Como muchas murallas, ha sido objeto de mutilaciones en gran parte de su extensión. Fotos: César Langa Ferreira
Las murallas del lado norte de la vieja ciudad de Santo Domingo, han sido objeto de mutilaciones en gran parte de su extensión, además de quedar ocultas por edificaciones levantadas alrededor y encima de los muros.
Sin embargo todavía se conservan algunos tramos entre el fuerte de santa Bárbara y el fuerte de la Concepción.
Este es el caso del fuerte de San Miguel. Las ruinas fueron liberadas al efectuarse la construcción del proyecto habitacional de Jobo Bonito a finales del pasado siglo.
Hoy en día se pueden observar lienzos de la cortina amurallada y una parte considerable del fuerte mismo. Porciones de la muralla en su parte inferior, corren paralelas a los modernos edificios. El baluarte en sí mismo conserva los muros originales del flanco izquierdo y de la cara del mismo lado. Una construcción moderna ocupa la mitad del área del fuerte.
La huella del cordón magistral se puede observar en los muros existentes. Lo que queda del fuerte, situado en la esquina de las calles José Reyes y Juan Isidro Pérez, se prolonga más adelante en la misma calle en donde se observa el terraplén para la subida de los cañones, en perfecto estado de conservación.
En esta misma calle se conservan otros lienzos de la muralla, en algunos casos construida con piedra de cantería.
Tramos ocultos
Los grandes edificios de la avenida Mella ocultan muchos tramos de la muralla, aun en pie. El baluarte de San Francisco que se levantó en el último cuarto del siglo XVII, hacia parte del cinturón amurallado, junto con los fuertes de la Concepción, de la Caridad, San Lázaro, San Miguel, San Antón, Santa Bárbara y la batería del Angulo.
Sin embargo, aunque el fuerte de San Francisco aparece en los mapas de la época que siguieron, el diseño trazado por Juan Bautista Ruggero, fue demolido a finales del siglo XIX. Este baluarte estaría situado entre la calle Duarte y la avenida Mella.
El lado vulnerable
El frente norte del cinturón fue el último en levantarse, siendo este, el lado de la ciudad más vulnerable como lo demostró la invasión de Penn y Venables.
Esta debilidad se debió a la falta de fondos ya que la ciudad se encontraba paupérrima, por la falta de atención de la metrópoli. A finales del siglo XVI, el ingeniero militar italiano Antonelli, había ejecutado un excelente plano con el propósito de que se levantaran las defensas en esa parte de la ciudad.
Pero no fue sino en el último cuarto del siglo XVII que por fin se dio inicio a los trabajos de amurallamiento. Para ello se levantaron siete baluartes de planta pentagonal y una batería de esquina.
Se desconocen
A excepción de la Concepción y santa Bárbara, los demás debido a que están ocultos o disimulados por edificaciones levantadas posteriormente, son desconocidos por la mayoría de la población.
San Miguel encontrado gracias a los trabajos arqueológicos previos a la construcción de las edificaciones de Jobo Bonito, surgió como testimonio de los baluartes defensivos ocultos en esa parte de la ciudad.
Dónde queda
— Atracción turística
Lo que queda del fuerte se prolonga más adelante en la misma calle en donde se observa el terraplén. Estas ruinas son una atracción turística, está situada en el Barrio Chino, cerca de la Iglesia San Miguel.
*Por MARÍA CRISTINA DE CARÍAS, CÉSAR IVÁN FERIS IGLESIAS Y CÉSAR LANGA FERREIRA