Levantarse una y otra vez.
Este bien podría ser el lema del primer ministro eslovaco, Robert Fico, quien ya se encuentra fuera de peligro tras ser operado de emergencia después de que este miércoles recibiera varios disparos.
Fico, de 59 años, se convirtió en primer ministro de Eslovaquia por cuarta vez en septiembre de 2023 con la formación populista Smer-SD y al mando de una coalición populista nacionalista.
Llegó fortalecido después de renunciar durante su tercer mandato, en 2018, en momentos en los que llegó a tener una popularidad inferior al 10% en las encuestas.
Actualmente se encuentra en una unidad de cuidados intensivos después de cinco horas de cirugía.
Un sospechoso fue detenido en el lugar del tiroteo.
El presunto autor fue identificado como un exguardia de seguridad de 71 años que actuó solo, y que había participado en protestas antigubernamentales y expresado opiniones pacifistas aunque también contra la comunidad gitana.
El ministro del Interior, Matus Sutaj Estoka, lo describió como un intento de asesinato por motivos políticos.
Si bien el atentado fue condenado desde todos los flancos posibles y fue descrito como un ataque a la democracia, su figura genera división en casa y es controvertido en la Unión Europea (UE).
Sus críticos lo califican de “demagogo” y la diversidad de ideas que ha abrazado a lo largo de los años le han valido el calificativo de “Trump esloveno”.
Viejo conocido en Eslovaquia
Fico lleva décadas en el panorama político de su país, incluso antes de la independencia en 1993.
Abogado de carrera, inició su andadura política en el Partido Comunista, antes de la Revolución de Terciopelo que dio lugar a la separación e independencia de República Checa y Eslovaquia.
Tras la disolución y la llegada del capitalismo y la democracia, fue representante de Eslovaquia ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo, entre 1994 y 2000.
Fue parte del Partido de la Izquierda Democrática (SDL), herederos del Partido Comunista, hasta que el grupo no lo consideró para un puesto ministerial.
Fue ahí cuando, un año después, en 1999, fundó Smer-SD, un partido de corte socialdemócrata.
Se mantuvo en la oposición hasta que en 2006 obtuvo una aplastante victoria que le llevó al puesto de primer ministro, dos años después de que el país entrara en la Unión Europea.
Proveniente del comunismo, fundador de una agrupación socialdemócrata, Fico se alió siendo primer ministro con el partido de extrema derecha SNS, con los que compartía una retórica común en contra de los refugiados.
Luego, en plena crisis financiera global de 2008, reforzó su popularidad al negarse a imponer medidas de austeridad como muchas otras naciones europeas.
No logró ganar en las elecciones de 2010, pero volvió al poder en 2012 -luego del que se llamaran a comicios anticipados- y en 2016 comenzó su tercer mandato.
En 2018, Fico se vio obligado a dimitir tras el asesinato a balazos del periodista de investigación Jan Kuciak y su prometida, Martina Kušnírová.
Este crimen generó una ola de protestas contra el gobierno, ya que Kuciak denunció vínculos entre la mafia italiana y el gobierno de Fico en su último artículo, publicado de forma póstuma.
Es por estos años que su popularidad llega a caer hasta el 10% en algunas encuestas.
Pero él siguió conservando un escaño en el parlamento.
La crisis del Covid le dio una nueva oportunidad para resurgir: comenzó a aparecer en manifestaciones masivas contra las restricciones del gobierno de centroderecha para contrarrestar la pandemia.
Su plataforma ideológica
«Estabilidad, orden y seguridad social» es el lema de Smer.
Bajo ese paraguas, Fico aglutina una ideología socialdemócrata y nacionalista con un mensaje que ha variado a lo largo de los años, pasando de un populismo de izquierdas tradicional a posturas más conservadoras y euroescépticas.
Por ejemplo, si en 2009 celebró la adopción del euro en Eslovaquia y lo calificó como una “decisión histórica”, durante la campaña electoral de 2023 cargó contra la Unión Europea y la OTAN.
Su discurso también apunta contra los inmigrantes, al igual que ocurre con su homólogo en Hungría, Viktor Orbán, con la italiana Giorgia Meloni o Donald Trump.
En 2015, cuando Europa se vio sacudida por una llegada intensa de refugiados, Fico defendió una postura dura frente a la migración y se negó a “dar lugar” a una comunidad musulmana en Eslovaquia.
Además, criticó el programa de cuotas de la UE para redistribuir a los desplazados.
La postura de Fico respecto a Ucrania también quedó en evidencia en la última campaña electoral.
En un mitín, aseguró que la guerra comenzó en 2014 cuando «los nazis y fascistas ucranianos comenzaron a asesinar a la población rusa de Donbás», según recogió entonces el periodista de la BBC Rob Cameron.
Fico abonaba en terreno fértil. En ese momento Globsec, un thinktank con sede en Bratislava, publicó una encuesta donde mostraba que en Eslovaquia solo el 40% creía que Rusia era responsable de la guerra en Ucrania. La mirad veía a Estados Unidos como amenaza a la seguridad.
Unido a esto, prometió detener la ayuda militar a Ucrania.
«Si Smer entra en el gobierno, no enviaremos ni una sola ronda de municiones a Ucrania», dijo.
Eslovaquia había sido hasta ese momento un aliado leal y firme de Kiev, suministrando misiles tierra-aire y helicópteros, e incluso donando toda su flota de aviones de combate MiG-29 retirados.
Tras ganar en 2023 su cuarto mandato, afirmó que el ejército no enviaría armas, pero añadió que no bloquearía la venta a empresas privadas.
Aliados a lo largo del Danubio
Fico deja de lado la etiqueta de «político prorruso», pero sus apoyos lo definen.
En febrero, cuando el mundo conmemoraba el segundo aniversario del conflicto, Fico reiteró su oposición a la política occidental de armar a Kiev.
Rusia nunca abandonaría Crimea, ni las partes de la región oriental de Donbás que ha tomado, y en cambio Kiev debería deponer las armas y pedir la paz, dijo.
A la vez, afirmó que Vladimir Putin había sido «injustamente demonizado» por Occidente y criticó las sanciones impuestas a Rusia.
Sus posturas son cercanas al primer ministro de Hungría, el político de extrema derecha Viktor Orban.
«¡Adivina quién ha vuelto!» «Siempre es bueno trabajar con un patriota», dijo Orban cuando Fico ganó las elecciones.
Su victoria da la impresión de que se está formando una grieta muy obvia en la unidad de la OTAN y la UE sobre Ucrania a lo largo del río Danubio.
Contra las instituciones y la prensa
Pero el discurso de Fico en los últimos meses no solo ha ido contra la migración y a favor de Rusia.
«Ahora mismo Robert Fico no tiene una versión mejor de sí mismo, tiene que seguir alimentando a su electorado y para ello tienes que derrotar a alguien cada día. Porque una vez que les has dicho que hay una amenaza de migración, que hay una amenaza de la comunidad LGBT, y de los liberales, tienes que seguir luchando contra ellos”, le dijo la redactora jefa del diario SME Beata Balogova a la BBC durante la campaña.
En los seis meses que lleva en el cargo, él y sus aliados de la coalición han avanzado sobre varias instituciones de Eslovaquia.
Por un lado, hicieron una reforma del sistema de Justicia Penal que incluyó la abolición de la Fiscalía Especial, creada hace 20 años para investigar delitos graves y corrupción.
Precisamente este organismo estaba revisando los asesinatos de Kuciak y Kušnírová y, seis años después, lograr una condena parece ahora más lejano que nunca.
A la vez, en junio se prevé el cierre de la emisora nacional RTVS y será reemplazada por un nuevo organismo con un nuevo director.
Fico dijo al respecto que RTVS no es objetiva, que está en conflicto permanente con el gobierno y que esta situación «insostenible» sólo puede rectificarse reemplazándola.
Los observadores –entre ellos la oposición, la Comisión Europea y la Unión Europea de Radiodifusión– han advertido que la medida sería un golpe a la libertad de prensa en Eslovaquia.
El Parlamento había comenzado a debatir seriamente la propuesta el miércoles por la mañana cuando se supo la noticia del tiroteo.
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