El Partido de la Liberación Dominicana aguardaba por la coyuntura más propicia para retomar la calle y definir su estrategia de oposición.
Por meses estuvo inmerso en el proceso reorganizativo hasta que el momento más propicio llegara y pudiera dar la cara ante el país.
El expresidente Danilo Medina, en su condición de presidente del PLD, se ha reservado solo para las actividades internas y ha guardado silencio a pesar de las críticas lanzadas contra su gobierno.
Parece que ya los peledeístas han decidido lanzarse al ruedo y enfrentar las acusaciones “judicializadas” por el Gobierno, de acuerdo a su óptica.
Antes, sin embargo, había preferido que se respetara el debido proceso y que cada exfuncionario acusado se defendiera.
La rivalidad que se ha atizado entre el PLD y el Gobierno servirá de pretexto para que los peledeístas desistan de participar en el diálogo para las doce reformas estructurales. Desde ya ese escenario ha sido descalificado.
Y Leonel…
Si se materializa lo que se advierte de que el PRM podría lanzar una cacería de brujas para conquistar a miembros de Fuerza del Pueblo, entonces ese partido no tendría otro camino que abandonar el diálogo y el Gobierno se quedaría sin interlocutores válidos y sin fuerzas en el Congreso para continuar los debates y el consenso sobre las reformas en que el presidente Abinader está interesado.