En estos ríos vierten gran cantidad de plásticos y otros residuos sólidos desde las cañadas,los que termnian en el litoral sur. Elieser Tapia
Santo Domingo.– Tres semanas después de que una balsa de cientos de toneladas de desechos, principalmente plásticos, se formara en la costa del Malecón de Santo Domingo, las aguas del Caribe vuelven a lucir limpias en esta zona, sin embargo, el problema aún está lejos de solucionarse.
Los remanentes del huracán Beryl descargaron abundantes aguas sobre el territorio dominicano, y esas lluvias arrastraron hasta el mar toneladas de basura acumulada en los márgenes de los ríos Ozama e Isabela, que constituyen auténticos vertederos improvisados.
La llegada de barcos recolectores de residuos y plantas acuáticas de la Fundación Tropigas tres días después de la inundación de basura fue providencial para limpiar el Ozama, explicó a Efe William Gutiérrez, oceanógrafo y ambientalista con cerca de 20 años estudiando estos ríos.
Estas embarcaciones, que ya se habían adquirido, trabajan en el sector La Ciénaga y Los Guandules como parte del programa de preservación Rivera Verde recogiendo basura y lilas, plantas que actúan como redes en las que se acumulan los desechos.
Sin embargo, es importante incidir en la prevención y tomar medidas como la identificación de los microvertederos de la ribera de los ríos y desarrollar “un programa agresivo de educación ambiental” para evitar que los habitantes de los barrios cercanos sigan depositando ahí su basura, señaló Gutiérrez.
Asimismo, plantea recuperar las cañadas, hacer trampas para la basura en los ríos para facilitar la labor de los barcos recolectores, mejorar el drenaje urbano, y garantizar e incrementar la recogida de basura.
Pero la propuesta estrella del doctor es establecer el mes de noviembre, coincidiendo con el fin de la temporada ciclónica, como “el mes de la recogida de los desechos sólidos que llegan a los cuerpos de agua.»
Una iniciativa que sirva de ejemplo y que implique a diferentes sectores, en especial, a la población del entorno de ríos y cañadas, donde se acumulan sus propios desechos y los de buena parte de la capital.
Junto a cúmulos de inmundicia hacen su vida miles de dominicanos que residen en comunidades como La Ciénaga, Los Guandules, Gualey o la Zurza, donde uno se topa con estampas insólitas.
Bajo la imponente infraestructura de un puente del este de la capital, varios caballos pastan sobre una alfombra de basura, buscando alimento entre envases y bolsas de plástico. Junto a ellos pululan gallos y gallinas, picoteando aquí y allá con idéntico propósito.
Mientras, en Gualey, niños y jovenzuelos disfrutan jugando en unas pozas de agua razonablemente limpia, a pocos metros de los despojos. Sobre ellos discurre el teleférico, creando un verdadero contraste con la evidente miseria del entorno.
“El río es el vertedero de los pobres”, se queja en declaraciones a Efe Perucho, vecino de la zona, por donde apenas pasa el deficiente servicio de recogida de basura.
Se pregunta de qué vale limpiar el malecón “si cuando llueve van a tener el doble (de basura). Eso da pena». Como la pasada noche llovió, el agua se llevó buena parte de la basura que se acumula en las cañadas.
“Eso es poco”, explica a Efe Marino, mientras señala lo que parece un riachuelo de basura. “Esto está lleno de ratones, ratas, y basura de la capital entera” que llega arrastrada por el agua, pero “el Gobierno y las autoridades no se acuerdan de que por aquí vive gente”, lamentó.
La vergonzosa imagen de las aguas y la costa de Santo Domingo tomadas por la basura dieron la vuelta al mundo, y eso ha servido para generar conciencia y emprender acciones para reducir el uso de envases y bolsas de plástico.
Pero los plásticos son solo parte de un “problema histórico” del que son muy conscientes en la Mancomunidad de Municipios del Gran Santo Domingo (MMGSD), cuyas poblaciones generan más del 45 % de los residuos sólidos del país, 2.400 toneladas diarias, señaló a Efe el director de la entidad, Onofre Rojas, quien reconoce el déficit de inversión que sufren los ayuntamientos en esta materia.
Para tener una recolección y transporte adecuado de la basura y un manejo ambientalmente óptimo en su destino final para los 11 municipios de MMGSD son necesarios unos 200 millones de dólares, y para obtenerlos están en conversaciones con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y con la Agencia Japonesa de Cooperación.
Actuar en este sentido es muy necesario “por el impacto que tiene sobre la salud de la población” y porque “afecta al turismo”, pero también porque es importante recuperar los ríos y el frente marino de la capital dominicana, que constituyen un recurso natural “valiosísimo” para preservar la calidad de vida en el país.